_
_
_
_

La Guardia Civil no cierra el caso del robo de las joyas de Padróns

El arresto de un hombre por el robo no da carpetazo al caso - En casa del detenido se hallaron objetos del párroco pero no los exvotos que cedieron los parroquianos

Tras diez meses de enconado enfrentamiento entre vecinos y párroco, la desaparición de unas joyas en Ponteareas, donadas por los feligreses como ofrenda a la Virgen y que estaban custodiadas en la casa rectoral de Ribadetea, no se ha esclarecido. Todo parecía haber acabado el pasado jueves, cuando la Guardia Civil informó de que había detenido a un hombre en relación a este suceso, lo que aclaraba las dudas sobre la supuesta implicación del cura, Jesús Carrera. Así lo reflejaron los medios de comunicación.

Sin embargo, como en una intriga policíaca al estilo de Hitchcock, pero con tintes esperpénticos, el caso ha dado un nuevo giro. "Las joyas no han aparecido", revela Diego Troncoso, presidente de la asociación vecinal de la parroquia de Padróns, que encabezó las protestas contra el sacerdote. En el comunicado oficial del instituto armado se afirma que se han recuperado "parte de los objetos sustraídos", pero en ningún momento se precisa si los exvotos fueron encontrados en la casa del presunto ladrón. Junto a la desaparición de las alhajas ofrecidas por los feligreses, se denunció el robo de varios enseres personales de Carrera, como una televisión o un órgano.

"Cargan el mochuelo a un delincuente común", dice la asociación vecinal
Los feligreses abandonaron las misas del cura, que pidió el trasladado

Fuentes de la Guardia Civil rechazan confirmar o desmentir la afirmación de Troncoso, y se remiten a la literalidad de su nota de prensa. Comentan que si el texto mantiene esa ambigüedad es para no perjudicar la investigación, que "continúa abierta a la espera de poder recuperar la totalidad de los efectos no descartando nuevas detenciones", según el comunicado. En cualquier caso, el representante vecinal, alude a informaciones aportadas por agentes y desvincula la desaparición de las más de treinta joyas del robo de los electrodomésticos y lamenta "que se le cargue el mochuelo" al detenido, "un delincuente común con problemas con las drogas".

Es un capítulo más de esta rocambolesca historia, que saltó a los medios el otoño pasado, cuando los habitantes de Padróns acordaron no acudir a las misas oficiadas por Jesús Carrera en protesta por la falta de explicación a la desaparición de sus exvotos. Convocaron manifestaciones e instalaron una pantalla en el atrio de la iglesia para seguir las misas televisadas, hasta que hace un par de meses otros dos párrocos se hicieron cargo de los oficios. Carrera pidió reciente al Obispado que lo trasladase.

La indignación estalló cuando Carrera y su antecesor, Benigno Lamas, se negaron a acudir a una reunión para aclarar la desaparición de las joyas, descubierta en noviembre. Según el relato de Troncoso, los sacerdotes ofrecían versiones contrapuestas sobre la custodia de las ofrendas; el recién llegado decía no tener conocimiento de su existencia y el que le precedía en el cargo sostenía que sí le había informado. Minutos antes de la hora fijada para el encuentro, llamaron a una feligresa y le comunicaron que no iban a ir porque "no tenían nada que explicar", narra el representante vecinal.

A partir de ese momento comenzaron las movilizaciones, que obtuvieron gran repercusión mediática. Aunque Troncoso asegura que nunca acusaron al cura de robo, sino que solo critican su actitud de desprecio al pueblo y su falta de transparencia, lo cierto es que algunas declaraciones de los vecinos ante los medios van en otro sentido. "Le dije, el único ladrón que hay aquí es usted", relataba un hombre de Padróns ante las cámaras una discusión que mantuvo con Carrera. "Algo tiene que esconder", insinuaba una joven. La tensión desembocó en enfrentamientos verbales que se saldaron con denuncias del párroco por coacciones. La presentada contra la asociación fue archivada, otra, contra un particular, sigue su curso.

Pero la polémica no solo ha abierto un cisma entre el ya expárroco, al que apoya el Obispado, y los feligreses, también ha provocado problemas familiares. Aunque no oficiaba las misas dominicales, sí que hacía funerales, por los que cobraba. Algunos miembros de las familias querían celebrar estos actos litúrgicos en la parroquia, otros se negaban a participar de ellos, hasta el punto de organizarse en otras iglesias ceremonias paralelas. Troncoso le reprocha haber actuado "a mala fe para intentar dividir".

Las pocas personas que una tórrida tarde de esta semana andaban por las calles de Padróns eludían comentar el tema. Después de meses bajo los focos, parecen querer olvidar. Sin embargo, el presidente de los vecinos advierte de que si ahora el sacerdote "se crece, el conflicto va para largo". "La historia no ha hecho más que empezar", desliza. No acabará hasta que el misterio de las joyas desaparecidas no se despeje.

Como Cristo en el vía crucis

Desde el comienzo de la polémica, el Obispado ha mostrado su apoyo a Jesús Carrera y ha reprochado a los vecinos el mantener "actitudes y comportamientos que son extraños" a los católicos. Tras la detención de la semana pasada da el tema por zanjado y rechaza realizar más manifestaciones. Sin embargo, en la web de la Diócesis de Tui-Vigo estuvo colgado durante unos días un texto del responsable de prensa, Alberto Cuevas, en el que hace algunas consideraciones sobre el tema.

En él compara el "calvario" sufrido por el párroco, que tuvo que aguantar "pancartas injuriosas, insultos por la calle, golpes contra el coche", con la pasión de Cristo. "La respuesta del sacerdote fue la misma: Jesús, sin embargo, callaba". En este sentido, destaca la "evangélica humildad" con la que Carrera llevó la "catarata de humillaciones y desconfianzas". Y enfatiza que la política de la Iglesia es "sembrar paz donde otros ponen discordia".

La reflexión de Cuevas recoge unas palabras que el sacerdote le dijo a su compañero de la parroquia de Mondariz: "Se equivocaron, me acusaron sin ser jueces y ahora, ¿quién me devuelve a mí el honor y el crédito perdidos?". Este cura amigo, Benito Cividanes, reclama a los vecinos que pongan "el mismo empeño en pedir disculpas" que usaron "en los momentos de acusarlo". "Si cada pueblo tiene los curas que se merece, en éstos dos (Padróns y Ribadetea) se ve que la Providencia no se los había asignado".

El texto, también reprueba a la prensa por recoger "de manera tendenciosa" las acusaciones vecinales. Pero felicita a "la tan querida Benemérita" por su trabajo por el esclarecimiento de los hechos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_