"El BNG debe acompañar a la sociedad, no tutelarla"
Junto a 17 alcaldes nacionalistas promueve un manifiesto crítico que demanda renovación, otro discurso y otros líderes a la dirección del BNG. Médico de profesión, Martiño Noriega (A Coruña, 1975), a quienes muchos ven como un referente en el futuro del Bloque, lamenta que "la izquierda tenga el diagnóstico pero no un tratamiento contra la crisis". Aboga por que el Bloque ofrezca un contrato a la ciudadanía basado en puntos concretos que sea capaz de cumplir. Como hacen en los ayuntamientos.
Pregunta. Proponen recuperar la credibilidad y el rumbo del BNG. ¿Cuándo se perdieron?
Respuesta. En la última década hubo una disminución de apoyo al BNG y una mayor distancia con nuestro proyecto. Es necesaria una reflexión colectiva, trabajar con hechos y compromisos para recuperar la confianza y la credibilidad y lograr que el BNG vuelva a ser una herramienta útil para la transformación del país.
"Valoro ser alcalde, otras posibilidades deben pasar por una petición colectiva"
"No podemos pedir coherencia al 15-M, tampoco la izquierda la ha tenido"
"Feijóo tiene poco que ofrecer, culpa a otros pero no ejerce de presidente"
"Cambiar el modelo asambleario implicaría la muerte del Bloque"
P. Llaman a la esperanza, pero el BNG está divivido.
R. El manifiesto tiene autocrítica pero quiere ser positivo y una ventana a la esperanza. Tenemos dos citas importantes: las generales y el proceso asambleario. Firmamos el manifiesto desde una posición de deseo pero también de realidad, intentamos trasladar que con un mensaje político alternativo podemos transformar este país. Todos lo hacemos en nuestros ayuntamientos.
P. ¿Cuáles son sus recetas?
R. Hay que establecer un contrato con la ciudadanía en cuestiones claras y que seamos conscientes de que podemos cumplir. Parte de la frustración que supuso la pérdida del bipartito se debió a las expectativas creadas. Cuando la izquierda y las reivindicaciones identitarias están en crisis, hay que decir que son nuestros compromisos irrenunciables, innegociables y realizables. A partir de ellos podemos seguir avanzando. La izquierda ha realizado un diagnóstico de lo que pasa pero no tiene un tratamiento. Y debemos renunciar a ser vanguardia de algo, debemos cambiar la relación con la sociedad, los movimientos sociales, sindicales, ecologistas, hay que acompañarlos no tutelarlos para recuperar su confianza.
P. Con la que está cayendo, ¿cree que los ciudadanos de izquierdas entienden que el BNG se enrede en disputas internas?
R. El BNG es una herramienta útil, debe serlo incluso para los desencantados con el PSOE y sus políticas. Cuando existe una agresión terrible a derechos sociales y laborales, corremos el riesgo de una derechización de la sociedad por mera supervivencia. La izquierda debe dar la cara, sé que no es positivo la excesiva externalización del debate interno pero también lo difícil que es negociarlo en estos momentos. El BNG en algún momento debe cerrar esta etapa pero su papel de defensa del país y las clases agredidas hay que reivindicarla.
P. ¿Cuando será el momento de poner fin a esta etapa?
R. La asamblea tras las elecciones debe ser un punto de inflexión, no solo estético, hemos de creérnoslo, luego lo creerá el entorno del BNG y seguiremos avanzando socialmente.
P. ¿Es Guillerme Vázquez quien debe pilotar ese cambio?
R. A Guillerme le tocó lidiar con una situación interna muy inestable. Lo hizo con toda la generosidad y lealtad, el futuro lo determinarán la asamblea y los militantes. Hoy es el portavoz y a mí me merece todos los respetos.
P. Algunos militantes le miran a usted como hombre de futuro.
R. Es lo menos importante, lo digo sinceramente. Cierto que un proyecto colectivo necesita de caras, pero antes hay que construirlo. Si hablamos de futuribles, valoro mucho mi vida personal y la responsabilidad de estar al frente de este Ayuntamiento. Otra posibilidad debería partir de una petición colectiva de compañeros y que yo hiciese un ejercicio de responsabilidad. Ahora no estoy ahí aunque no soy inmune a lo que veo y escucho.
P. Cual es ese pacto de mínimos que ofrecen a la ciudadanía.
R. Hemos de ser dogmáticos en los derechos identitarios, la reclamación de financiación a Madrid para mantener servicios básicos como la educación y la sanidad. Se está empleando la austeridad para desmontar conquistas sociales. La palabra no es recorte sino priorización, la financiación de servicios públicos y la capacidad de decidir del pueblo gallego deben ser irrenunciables. Puedo priorizar conquistas sociales y renunciar a otras cuestiones. Como izquierda, debemos demandar un papel más activo frente a los mercados. La política tendrá algo que decir, no tenemos la verdad absoluta pero pasamos por las urnas. Los mercados, no.
P. ¿Hasta qué punto hizo daño que el quintanismo dijera que no eran izquierda ni derecha?
R. Nos hizo daño porque no podemos vivir en la indefinición. Les puede valer a otros, no a nosotros. Yo me defino dentro de la izquierda real y soberanista, pero asumo que en el BNG hay distintas sensibilidades. Pero los marcos están para algo. Sin renuncias ideológicas en el eje izquierda-derecha y en el identitario podemos ser útiles a una mayoría social. No debemos pasar por lo que no somos, una fuerza de izquierda y soberanista.
P. ¿Eso es compatible con aparecer como socios de CiU tras sus brutales recortes sociales?
R. Hay que diferenciar dos cuestiones: la reivindicación de un Estado plural y el eje derecha-izquierda. BNG y CiU son antitéticos en la segunda, no comparto para nada su política neoliberal.
P. ¿Cómo ve el 15-M?
R. Representa una ruptura generacional, de un sector de la ciudadanía que no participó de movimientos políticos y que ante la falta de horizontes, elabora una respuesta heterogénea. Es positivo, demuestra que al menos hay un latir ciudadano. No les puedo pedir coherencia porque esa coherencia también le falta a la izquierda que lleva años intentando elaborar sus tesis. La izquierda debe establecer vasos comunicantes, no intentar tutelar el movimiento que tampoco se dejarían. La expresión social del 15M necesitará una expresión política, si no la hay, la crearán. Y si no, surgirá la frustración y puede pasar cualquier cosa.
P. ¿En Teo qué le espera?
R. Ganamos sin prometer grandes cosas. Las administraciones no deben hacer terapia con los ciudadanos que los eligen para solucionar problemas, pero sí deben explicar la situación, priorizar y blindar las conquistas en política social, de conciliación o las escuelas infantiles. Eso es sagrado, el resto, las cuestiones más lúdicas, son prescindibles.
P. ¿Como trata esta Xunta a un alcalde joven del BNG?
R. Aguardo a que se supere el uso partidista de las instituciones. En esto ninguna fuerza es inocente. Espero que se me trate como a alcaldes del PSOE o PP.
P. ¿Cómo evalúa a Feijóo?
R. Tiene poco que ofertar como gestor y sorprendentemente no tiene excesivo desgaste. Está instalado en culpar a otros, no asume sus responsabilidades.
P. ¿Perjudica o ayuda estar con Beiras en los Irmandiños?
R. Tiendo a medir mis actos no en función de la rentabilidad, sino de mis convicciones, el día que no crea en lo que hago no podré hacerlo. No concibo la política como una cuestión táctica, sino emocional y de principios.
P. ¿El actual contexto avala la continuidad del BNG como un partido no convencional o convendría reformarlo?
R. La homologación del BNG con estructuras como las del PP o PSOE sería la muerte del BNG. La gente se reune en plazas y hace asambleas, se demandan organizaciones con sensibilidades distintas, la fórmula está vigente.
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