Por un Círculo de Economía
En Cataluña existe desde 1958 el Cercle d'Economia, que es un influyente lobby empresarial con casi 1.500 socios y 125 entidades en su seno, a los que ahora preside el ex ministro Josep Piqué, primer ejecutivo de Vueling, tras tomar el relevo de Salvador Alemany, presidente de Abertis. En pocas palabras, ahí se juntan los grandes empresarios catalanes rodeados de los mejores economistas, profesores y altos funcionarios, y al frente colocan siempre a un primer espada, con un detalle importante: el presidente es elegido cada tres años y no es posible su reelección, una clara prueba de su permanente vocación renovadora.
Curiosamente, en Galicia, que tiene casi la mitad de los 10 primeros empresarios de España, no hay nada que se le parezca al Cercle, ya que aquí los lobbies o son individuales -Amancio Ortega, Rosalía Mera, Manuel Jove, Jacinto Rey...- o agrupan a empresarios con muchas ganas de protagonismo pero escasa dimensión económica. También en pocas palabras, aquí se juntan y se proyectan los que pintan realmente poco, mientras que los verdaderamente importantes, con fortunas que ni siquiera tienen en Cataluña, van cada uno por su lado y a lo sumo coinciden en reuniones o fiestas privadas. No se trata, por tanto, de que en Galicia falte músculo económico e intelectual para tener un Cercle d'Economia del mismo o incluso más nivel que el de Barcelona, sino de que aquí no queremos tenerlo.
En Galicia hay grandes empresarios pero falta un gran foro al estilo del Cercle catalán
El financiero José Luis Méndez, que ha pasado de ser uno de los hombres más adulados de Galicia a que ahora se le critique incluso sin fundamento, tuvo la idea de activar el Club de Iñás, que en sus mejores tiempos logró sentar en la misma mesa a buena parte de los primeros empresarios de Galicia, sobre todo del área de influencia de Caixa Galicia, pero le faltó tiempo para que ese núcleo duro se abriese a otros empresarios y también a economistas, profesionales y técnicos de la Administración, hasta parecerse al Cercle barcelonés, cuyos debates buscan la notoriedad, con transparencia, y jamás se encierran entre cuatro paredes. De hecho, las opiniones de este círculo tienen siempre un eco importante en los medios de comunicación, entre ellos los de Galicia, lo que quiere decir, como presume la propia entidad, que se escuchan y son tenidas en cuenta como punto de referencia en la toma de decisiones de diferentes administraciones y agentes sociales.
Si siempre es necesaria y conveniente para la economía de un país que se fomente el diálogo y la discusión entre diferentes grupos sociales, lejos de planteamientos sectoriales o de defensa de intereses concretos, hoy lo es más que nunca. También en Galicia, donde la crisis y el cambio generacional exigen nuevas respuestas y nuevas formas de hacer las cosas.
Con todos sus defectos, que seguramente los tienen como todos los demás humanos, Galicia ha dado en los últimos 30 años grandes empresarios, que son a su vez grandes en España. Poco nos podemos quejar en ese sentido, a la vista de los resultados. Sin embargo, no está garantizado que sus herederos vayan a seguir sus pasos, ni siquiera que sean capaces de mantener los fantásticos imperios que han levantado sus padres en una sola generación. Es evidente que esto no depende de que haya un Círculo de Economía, pero no es menos cierto que aquellos países que se dotan de foros como el Cercle terminan propiciando una determinada cultura empresarial que a lo mejor no da multimillonarios de la talla de Amancio Ortega, pero sí muchos otros de nivel medio y alto que dan soporte a su economía, como vemos que sucede en Cataluña, el motor económico de España y el área con probada capacidad de exportación, haya o no haya crisis.
Son tantos los deberes que tiene José María Castellano, como administrador de una gran fortuna y presidente de NCG Banco, que quizá no es el mejor momento para sugerirle que tome la iniciativa de promover y liderar el Círculo de Economía de Galicia, pero en él se da no solo el reto de recoger el testigo del pionero José Luis Méndez, sino también la circunstancia de reunir en su propia persona todos los perfiles del Cercle, como empresario, financiero, economista y profesor universitario. El protagonismo de la sociedad civil del que tanto habla el sociólogo Víctor Pérez-Díaz tiene aquí un gran camino por delante. ¿Lo recorreremos?
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