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La crisis financiera | La reacción de los mercados

EE UU mantendrá los tipos muy bajos hasta 2013 ante el riesgo de una nueva recesión

El crecimiento económico en lo que va de año ha sido mucho más bajo de lo esperado, afirma la Reserva Federal - Wall Street reacciona con un alza del 4%

Nadie esperaba un milagro, y pocos una iniciativa rompedora. Pero sí que la reunión de la Reserva Federal diera racionalidad al sin sentido dominante en Wall Street, víctima de los nervios y la volatilidad. El banco central de Estados Unidos habló y lo hizo para efectuar un anuncio sin precedentes: los tipos se justifican entre el 0% y el 0,25%, "extremadamente bajos", según su propia definición, y se mantendrán en ese nivel al menos hasta mediados de 2013. Es decir, el organismo que preside Ben Bernanke anticipa que la economía seguirá débil dos años más. "El crecimiento económico en lo que va de año ha sido mucho más bajo de lo que esperábamos", constataba el comunicado que emitió la Reserva Federal (Fed) al término de la reunión de su órgano de Gobierno.

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Esta conclusión enfrió momentáneamente las compras en el parqué neoyorquino. Por unos minutos las ganancias se tornaron en pérdidas. Media hora después Wall Street volvió a subir y aceleró hasta cerrar ganando el 3,98%. La apertura al alza de los índices estadounidenses había cambiado el signo de la sesión en Europa. A este lado del Atlántico, la jornada comenzó apuntando hacia el crash bursátil en toda regla. El índice alemán Dax llegó a perder el 7%. Pero conforme pasaron las horas la hemorragia se contuvo. Era la hora de los valientes -cuando la volatilidad reina en los parqués- y la de los cazagangas. El resultado final fue dispar. El Dax perdió un 0,1% y el Ibex cayó por octavo día consecutivo al dejarse un 0,36%. El FSTE 100 de Londres, por su parte, ganó 1,89% y el EuroStoxx 50, un 0,32%.

Con la decisión que tomó ayer la Fed -polémica porque no se adoptó por unanimidad del Comité del Mercado Abierto- Estados Unidos entra en una nueva dinámica en el ámbito de la política monetaria. Hace dos semanas, esta reunión ordinaria se veía como un encuentro rutinario para analizar las cosas con calma.

Ayer la situación era la opuesta. En ese tiempo, se han acumulado pruebas de que la recuperación económica se ha frenado en seco en el primer semestre. "Los indicadores señalan que el mercado laboral se ha deteriorado en los últimos meses y el desempleo ha crecido. El consumo de las familias se ha estabilizado, la inversión no residencial está débil y el sector inmobiliario sigue depremido", analiza la Fed.

Esta espiral se vio reforzada el pasado viernes, cuando llegó la retirada por parte de Standard & Poor?s de la triple A a la deuda soberana estadounidense. Y a esta presión se añadió la que sumó Wall Street el día anterior. El Dow Jones había perdido el lunes un 5,55%, la mayor caída desde diciembre de 2008. La presión, por tanto, era alta. Es evidente que a la Fed le preocupa la tensión en los mercados. Pero le preocupa más la economía real.

Al justificar su decisión, la Fed admite que este año se crecerá considerablemente menos de lo esperado. Aún así, sigue atribuyendo el frenazo a factores transitorios. De ahí que el comité que preside Bernanke se aventure a marcar la fecha en la que llegará la revigorización de este anémico crecimiento.

El problema, por tanto, no es perder la triple A. Lo que necesita ahora Estados Unidos es crecer a un ritmo sostenido de entre el 4% al 5% para hacer frente al paro (superior al 9%) y el déficit (10% del PIB). Y lo peor es que hay poca fe en lo que la Fed puede hacer algo más para conseguirlo. De hecho, está en duda cuánto más pueda estimular la economía con los tipos entre el 0% y el 0,25% desde diciembre de 2008.

En otras palabras, Bernanke está atado literalmente de manos. Los recursos que tiene a mano para hacer frente a otra crisis, o lo que es peor, a otra recesión, se agotan. Las opciones que le quedan son tan limitadas, que desde JP Morgan las consideran "ridículas". Y eso obliga de nuevo a la Fed a ser más audaz en sus acciones.

La herramienta más extrema y controvertida sería volver a imprimir dinero para comprar de bonos, hipotecas y otros activos de riesgo. Recurriría así a una tercera ronda de estímulos monetarios, tras una segunda que acabó a final de junio con un resultado cuestionable. Lo que pasa es que esta vez no hay riesgo de deflación en el horizonte. Y aunque la Fed constata que el riesgo de inflación a largo plazo se ha estabilizado, esta medida tiene una alta probabilidad de disparar los precios.

La Fed también cuenta con algo de margen en el tipo de interés que aplica al exceso de reserva de los bancos. Tampoco es probable que utilice este recurso aún. Así que la opción de Bernanke ayer fue seguir jugando con el lenguaje que anticipa al mercado el cambio de política. Además, reiteró el compromiso de mantener el balance intacto comprando más deuda con el principal de los bonos que vayan madurando.

Entre líneas el comunicado de ayer de la Fed tiene como destinatarios a la Casa Blanca y al Congreso, al indicar que sus armas para hacer frente a la crisis se están agotando y que es su turno. Este mensaje, aunque indirecto, se parece mucho al que lanzó S&P, cuando reclamó medidas a republicanos y demócratas.

También se dirigió a los políticos estadounidenses, y europeos, el primer ministro chino, Wen Jiabao ayer cuando reclamó a EE UU y la UE "políticas fiscales y monetarias concretas y responsables que resuelvan sus problemas de endeudamiento". Esos problemas en Europa ayer siguieron remitiendo, al menos si se coge como indicador la prima de riesgo de España e Italia. En ambos casos, la diferencia entre los intereses que pagan estos países y Alemania por endeudarse a 10 años disminuyó: la prima de riesgo española quedó ayer en 271 puntos básicos, 18 menos que el día anterior; la italiana acabó la jornada en 281, 20 menos.

Medidas de estímulo de la Reserva Federal

- El revolcón a la ortodoxia en política monetaria impulsada por la Reserva Federal desde el estallido de la crisis dista mucho de la temperatura de las medidas de estímulo del Banco Central Europeo (BCE) para la eurozona.

- Ben Bernake quemó los cartuchos de los tipos de interés en poco tiempo: cayeron del 5,25% en que se encontraban en verano 2007 al 1% en poco más de un año (noviembre de 2008). Hoy están entre el 0% y el 0,25%. Además, puso en marcha una ventanilla de descuento para abaratar la financiación de la banca. El BCE, por el contrario, los subió justo en septiembre de 2008 del 4% al 4,25%. Hoy están en el 1,5%.

- Noviembre de 2008, la primera gran inyección de la Fed. Tras la quiebra de Lehman Brothers, Bernanke moviliza hasta 800.000 millones de dólares (unos 561.000 millones de euros al cambio de ayer). El banco compra títulos hipotecarios y deuda emitida por las hipotecarias semiestatales y crea un instrumento de crédito (200.000 millones) que toma como garantía las titulizaciones de préstamos de calidad al consumo y a pymes.

- Marzo de 2009. Segundo manguerazo. La Fed eleva a 1,25 billones de dólares la compra de activos hipotecarios, el doble de lo anunciado. Además, anuncia la compra de 300.000 millones en bonos del Tesoro a largo plazo durante un periodo de seis meses.

- Noviembre de 2010. Compra masiva de bonos. La Fed anuncia que destinará un total de 600.000 millones de dólares a la compra de bonos hasta mediados de 2011 como reacción a la "lenta y decepcionante" recuperación. Un mes antes, el Tesoro americano había colocado bonos en el mercado con tipos reales negativos por primera vez en la historia.

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