La presión para que Italia acelere las reformas desata una batalla política
Berlusconi decidió adelantar los ajustes tras una carta de Trichet y Draghi
Una carta enviada a Roma por el Banco Central Europeo (BCE) en la que dicta instrucciones muy detalladas sobre cómo el Ejecutivo italiano debe frenar la deuda pública y fomentar el crecimiento, según el diario Corriere della Sera, y ha encendido la polémica. "Si no se trata de un verdadero programa de Gobierno, falta poco. Allí están las medidas a tomar, el calendario a respetar y hasta los instrumentos legislativos que el BCE pretende que el Gabinete adopte", escribe el rotativo.
Los firmantes de la carta, Jean-Claude Trichet, al mando del organismo, y Mario Draghi, su sucesor desde noviembre y actual director del Banco de Italia, prometen al mismo tiempo adquirir bonos italianos, para aligerar su déficit soberano. La misiva -que debía permanecer secreta- llegó poco antes que Berlusconi anunciara que acelerará las reformas y los ajustes para devolver la sostenibilidad al presupuesto en 2013. Una suerte de mando a distancia, según las reacciones enfurecidas de la oposición.
"Es una actitud demasiado invasiva del banco", dice el Partido Democrático
Con Berlusconi desaparecido y Giulio Tremonti, titular de Economía, callado, confirmó la noticia de la carta Umberto Bossi, líder de la ultraderechista Liga Norte, amigo y único aliado del Primer ministro: "Sí, es verdad", admitió, "pero nosotros nos habíamos movido ya antes que el BCE". "No tenemos otra que seguir lo que dice Europa", espetó en una inédita versión europeísta. Contra la última metedura de pata del Ejecutivo, truena la oposición, que intenta aprovechar de la credibilidad en los mercados para derrumbar a Berlusconi. "Es evidente que se configura una actitud demasiado invasiva hacia la normal vida política y democrática de un país -dice Francesco Boccia, del Partido Democrático- por eso pedimos que las decisiones del Ejecutivo se atañen a un comportamiento riguroso y transparente". La misiva desvela las maniobras entre bambalinas entre Roma y Fráncfort que llevaron, o mejor dicho, obligaron al primer ministro a convocar la rueda de prensa del viernes.
El miércoles pasado, el jefe del Ejecutivo había repetido al Parlamento que Italia no necesitaba medidas adicionales a las aprobadas en julio. Dos días después, tras una semana negra en los mercados, Berlusconi y Tremonti anunciaron un nuevo ajuste que en realidad era el adelanto (de 2014 a 2013) del objetivo de déficit cero y se aceleraban las medidas de liberalización. La carta de Trichet y Draghi llegó a Roma entre jueves y viernes. Los tiempos cuadran. También cuadra el contenido de lo que los banqueros sugirieron con lo que Berlusconi anunció 12 horas después.
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