Punto, juego, set y ¿partido?
No pudo ser amig@s. La Davis finalmente ha emigrado rumbo a Córdoba porque en el lado del campo donde competía Santiago, soplaba más fuerte el viento y además daba el sol de lleno en la cara. Tras el Xacobeo más exitoso que contemplaron los siglos y la ilusionante visita de Su Santidad, era la guinda del pastel, la gran esperanza blanca para nuestro renqueante PIB. La Davis coronaba ese proyecto de país capaz de unirnos a todos por encima de fronteras e ideologías ¿Y ahora qué hacemos? Se preguntarán ustedes inquietos. No se alarmen. No hay motivo para la preocupación. El 20-N se habrá acabado todo.
Entiendo su intranquilidad. Hace pocas semanas, en estas mismas páginas, mostraba mi creciente zozobra por confirmar si teníamos un Plan B ante el inminente escenario de mucha más necesidad que presupuesto. No habían anticipado nada bueno las tensas vísperas del crucial Consejo de Política Fiscal y Financiera donde se iba a negociar la devolución de los anticipos a cuenta. Mientras el presidente Feijóo reclamaba un pacto de Estado por la sanidad y el bienestar, la conselleira Farjas se amohinaba porque el Consejo de Política Sanitaria imponía no ya su aclamado catálogo, sino la obligación de suministrar al paciente el medicamento más barato. La misma conselleira que había acusado a los socialistas de postrarse al servicio de la cruel industria farmacéutica por rechazar su catálogo, denunciaba un recorte de derechos de los usuarios y una agresión contra la libertad de los galenos al obligarles a optar por el remedio más económico. Por cierto, un clamor casi en solitario mientras responsables sanitarios de otras comunidades populares aplaudían la propuesta. Pero claro, la conselleira Farjas no tiene por qué poseer el mismo sentido de Estado que ha certificado el presidente Feijóo.
Feijóo se empeña en liderar una especie de "Grelo Party" diciendo que no a todo
Tampoco ayudaba a serenar los ánimos que el conselleiro Hernández hubiera ofrecido su enésima rueda de prensa para denunciar que, aunque lo parezca, el AVE no va a llegar si no se ponen más pasta y más tuneladoras a perforar. Lo que dejaba a la posición gallega en la difícil tesitura de sostener al mismo tiempo que el Gobierno central es un falso y un mentiroso, pero también es "bo e xeneroso" y debe renunciar graciosamente a ver devueltos en el plazo previsto los millones anticipados puntualmente. Pero claro, el conselleiro Hernández no tiene por qué guiarse por el mismo sentido de Estado que ha acreditado el presidente Feijóo.
Finalmente el temido Consejo Fiscal confirmó tanto mal augurio. Pudimos comprobar cómo no había Plan B porque se mantenían fieles al plan A: la culpa es de Zapatero y el gobierno central nos debe pasta; y si se la debemos nosotros, será porque nos quiere asfixiar. Incluso a la mañana siguiente, cuando la idea de usar el ICO como instrumento de pago empezaba a recibir consideración por parte de algunos de sus correligionarios, el presidente Feijóo negaba que hubiera habido oferta alguna, empeñándose en liderar una especie de "Grelo Party", diciendo no a todo y emulando la estrategia de luz de gas que practica el Tea Party contra Obama. En su razonamiento no quedaba muy claro por qué se había abstenido ante la propuesta de techo de gasto si todo estaba tan mal. Ni siquiera ha dicho no a los "créditos trampa" del ICO. Pero claro, el candidato Feijóo no tiene por qué tener el mismo sentido de estado que ha reclamado el presidente Feijóo.
Por desconcertante que pudiera parecer una estrategia que obliga ahora a efectuar nuevos recortes, o ha llevado a los chiringuitos de calificación a poner en revisión la deuda gallega, ya carece de importancia. Las elecciones han sido convocadas y el advenimiento de marianismo se acerca. Ya no hace falta ni plan A, ni B, ni C. Gracias a la varita mágica del hada de la confianza, Galicia ya no tendrá que devolver los anticipos, habrá más dinero y tuneladoras para el AVE, se bajarán los impuestos y no habrá recortes ni en sanidad, ni en educación.... O eso o acabar aplicándole al marianismo aquello que apuntara Gómez de la Serna sobre el tricornio de la Guardia Civil: otro intento fallido de resolver la cuadratura del círculo.
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