Interior se asoma al fracaso en la negociación con los sindicatos

Cinco meses después de la gran manifestación que evidenció por las calles del centro de Bilbao el malestar de los agentes de la Ertzaintza con Interior, las relaciones entre los sindicatos y el departamento parecían haber vuelto a su cauce, al encaminarse hacia un entendimiento la negociación laboral mantenida. Ayer, sin embargo, volvieron a encenderse todas las luces de alarma. La central mayoritaria de la policía vasca, Erne, advirtió sobre una posible "ruptura total" entre ambas partes al modificar a última hora la consejería lo pactado previamente, lo que imposibilita seriamente, a su juicio, el acuerdo.

Responsables de Interior y de Erne mantuvieron por la mañana una reunión en la que ambas partes esperaban dar por cerrada la polémica y tensa negociación. Era la quinta reunión en apenas siete días. Más de 30 horas de debate a puerta cerrada que ayer quedaron en suspenso.

Erne advierte sobre una posible "ruptura total" de las conversaciones

"Tenemos malas noticias", advirtió de entrada un responsable de la consejería, según fuentes sindicales, indignadas por lo que consideran una "tomadura de pelo". El departamento esgrimió un informe de sus servicios jurídicos para variar a última hora lo pactado en materia de carrera profesional, lo que "da la vuelta" a todo lo ya acordado, en opinión de la central.

La promoción interna es uno de los tres pilares de la negociación laboral en la Ertzaintza, que incluye también el desarrollo de la segunda actividad y la renovación del convenio, que suma cuatro años de prórroga. Erne recalcó que el desacuerdo no obedece a motivos económicos, sino a cuestiones técnicas como la forma de acceso a la carrera profesional o la de mantener el rango adquirido. "Han incumplido su palabra y presentado una propuesta vacía de contenido", lamentó el sindicato. Interior prefirió guardar silencio.

La reunión de ayer con Erne forma parte de las negociaciones bilaterales que el departamento también ha sostenido en las últimas semanas con las otras tres centrales que mantienen la unidad de acción sindical: Esan, Sipe y Euspel. Aunque el desencuentro se ha dado solo con uno de los sindicatos, se trata del mayoritario y del que más capacidad tiene de movilizar a los ertzainas, por lo que su visto bueno a la negociación laboral resulta fundamental para la consejería. ELA y CC OO se mantienen al margen, aunque expectantes también al posible acuerdo y a las consecuencias que pudiera tener sobre el resto del funcionariado.

Erne no quiso mostrarse categórica sobre el frustrado intento de entendimiento, pero exigió la implicación dircta en la negociación del propio consejero, Rodolfo Ares, así como una rectificación del departamento para poder reconducir la negociación, que apuraba sus últimos flecos y se encaminaba con claridad al acuerdo. Ambas partes, de hecho, confiaban en haber logrado en julio un pacto que finalmente se retrasó hasta agosto y a día de hoy parece casi imposible. "No nos dejan mucho margen de maniobra. Esperamos una rápida llamada por su parte, porque la ruptura total nos abocaría a una situación peor que la precedente y estamos dispuestos a ser muy beligerantes", advirtieron fuentes del sindicato.

La central mayoritaria había sometido incluso a votación entre sus afiliados la propuesta previa de Interior, ahora abortada. Un total de 1.640 afiliados de Erne, lo que representa casi una quinta parte de los agentes del cuerpo, la votaron hasta el pasado domingo con un resultado contundente. El 83,84% la apoyó y solo el 16,16% se opuso. Este pronunciamiento ha perdido todo su valor tras el radical e inesperado cambio de planteamiento por parte de la consejería.

La negociación laboral de la Ertzaintza se ha convertido en el gran quebradero de cabeza para Ares, que, encaminada con claridad la lucha antiterrorista, tenía ya al alcance de la mano su segundo gran logro como consejero de Interior. En junio pasado relevó incluso a dos de sus viceconsejeros con el ánimo, entre otras pretensiones, de desatascar la relación con los sindicatos y promover un acercamiento. Las repetidas protestas de los ertzainas en las calles se habían convertido hasta ese momento en una de las principales amenazas para la imagen del Gobierno socialista.