La plantilla de Clesa tiene un mes para evitar 150 despidos
Las supuestas ofertas sobre la factoría de Caldas siguen sin concretarse
A los trabajadores de la fábrica de yogures de Clesa en Caldas de Reis se les acaba el tiempo. La administración concursal que asumió la dirección de la empresa tras el colapso del conglomerado societario de la familia Ruiz-Mateos comunicó ayer al comité de empresa que los 150 trabajadores serán despedidos a través de un ERE que se concretará en un mes. Ese es el plazo final que le resta ahora a los grupos interesados en adquirir la planta para concretar su propuesta.
"No podemos esperar ya más", advierte Dolores Ramos, presidenta del comité de empresa, que ayer se desplazó a Madrid junto a varios compañeros para reunirse con los administradores. Los trabajadores se encuentran en la actualidad en medio de una regulación de empleo temporal rotatoria, que afecta a la totalidad de la plantilla, y a pesar de la noticia mantienen la esperanza. "La Xunta ha vuelto a tener hoy una reunión con posibles inversores, pero necesitamos que los interesados formalicen sus proyectos", explica Ramos.
"No podemos esperar más", denuncian los trabajadores
La situación de la planta de Caldas es diferente a la de otras fábricas del grupo. Los trabajadores reiteran que la factoría es viable, al igual que la Xunta, que lleva meses de reunión en reunión tanteando a posibles inversores. La última, celebrada ayer, sirvió para que los técnicos de las Consellerías de Industria y Medio Rural que trabajan en el asunto, constatasen de nuevo el "interés" de un grupo inversor, al que aseguran que han ofrecido "asesoramiento jurídico y técnico", según recoge Europa Press.
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, volvió a ser genérico al referirse al tema en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consello de la Xunta. "Seguimos con el mismo interés que al principio. En cuanto sepamos exactamente la situación de los propietarios y el alcance y cuantía de los dificultades podemos pronunciarnos", reiteró, sin aludir al ultimátum recién anunciado por los gestores concursales.
Una de los posibles interesados en hacerse con el control de la fábrica era la empresa Alimentos Lácteos, pero la salida de su gerencia de Roberto Casas descarta por completo el plan, según fuentes del sector.
El propio Casas declaró ayer que su exempresa "es inviable" si no se suman al proyecto nuevos participantes que aporten "capital y materia prima". El exgerente responsabiliza a los accionistas mayoritarios de Alimentos Lácteos, las cooperativas La Arzuana (Arzúa) y Gancobre (A Pastoriza) de impedir la creación de un gran grupo gallego y advierte que la producción actual en la planta de Outeiro de Rei (Lugo), de la que se la compañía se hizo cargo tras la salida de Pascual, no permite cubrir los costes fijos.
El sindicato Unións Agrarias se pronunció también ayer sobre la situación de Clesa a través de su secretario general, Roberto García, que cargó contra la Xunta del PP. "Si tuviese voluntad de apostar por un grupo empresarial fuerte tendría que hablar con los grupos de cooperativas y plantear una apuesta económica", adujo, y acusó al Gobierno autónomo de no abordar el problema con más resolución porque "no entra en su abecé ideológico". "La de Clesa es la última oportunidad que tiene la Xunta para darle valor añadido al sector lácteo gallego antes de que desaparezcan las cuotas", añadió.
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