Bruselas se moviliza para acelerar el plan de rescate al euro
Barroso insta a los líderes de la eurozona a aprobar cuanto antes el nuevo fondo de estabilidad financiera - Salgado advierte de que las tensiones pueden durar
Europa se moviliza para intentar frenar el asedio de los mercados, aunque las herramientas a su alcance son muy limitadas. Los líderes comunitarios rompieron ayer el letargo vacacional con una serie de contactos destinados a apaciguar los ataques especulativos que sitúan a España e Italia en el punto de mira. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, instó a la eurozona a acelerar las medidas adoptadas en la última cumbre europea, en principio pensadas para salvar a Grecia, pero en la práctica, necesarias para frenar las presiones a todos los países débiles, entre ellos España. Ese llamamiento, expresado en una carta enviada a los dirigentes de los 17 países del euro, refleja la incapacidad de la UE para adoptar decisiones eficaces, más allá de intentar lanzar señales de confianza.
El Tesoro afronta hoy una emisión de bonos para captar hasta 3.500 millones
La vicepresidenta descarta una gran reforma del impuesto de sociedades
La reacción de Barroso se produjo solo un día después de mantener una conversación telefónica con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que le pidió que lanzara un mensaje de este tipo. La preocupación de Zapatero le llevó a alterar de nuevo sus planes de descanso y convocar de urgencia una reunión en La Moncloa como respuesta a las tensiones bursátiles. Al término de ese encuentro, la vicepresidenta y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, subrayó la incidencia del retraso europeo en el castigo que sufre España en los mercados y advirtió de que esa "situación de tensión" se puede prolongar. "Puede durar todavía algunos días", admitió.
Consciente de que los tediosos procedimientos europeos constituyen un verdadero telón de Aquiles, Barroso consideró "esencial enviar una señal sin ambigüedades que demuestre que la zona euro va a resolver la crisis de la deuda soberana con medios adaptados a la gravedad de la situación", según subrayó en un breve comunicado. Esa referencia invita a pensar en la única solución capaz de calmar las aguas en el mercado de deuda pública: la intervención del Banco Central Europeo (BCE). La autoridad monetaria celebra hoy consejo de gobierno y previsiblemente su presidente, Jean-Claude Trichet, ofrecerá alguna pista de si pretende activar el mecanismo de compra de deuda pública que permita rebajar el interés de los bonos en el mercado secundario. Salgado no quiso pronunciarse sobre si el BCE se decidirá a hacerlo para ahuyentar a los especuladores, pero mostró su "convicción de que va a actuar de la manera que entienda mejor".
Antes de que Trichet despeje esas dudas, el Tesoro español tiene previsto emitir esta mañana bonos a tres y cuatro años para captar entre 2.500 y 3.500 millones de euros en el mercado. Las tensiones de los últimos días hacen presagiar que el Tesoro tendrá que pagar más para emitir esa deuda, aunque, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, lo más probable es que la demanda supere a la oferta, pues suscribir títulos de deuda a un interés alto es un negocio rentable. Tras la reunión de La Moncloa, Salgado adelantó, que en contra de algunas especulaciones, el Tesoro no suspenderá la subasta, pues "nunca ha suspendido ninguna". La vicepresidenta añadió que es bueno que se vea la capacidad que tiene para financiarse.
Más allá de la carta que envió Barroso a los jefes de Gobierno de la zona euro para que sus Parlamentos aprueben lo antes posible las nuevas medidas de rescate europeo, el jefe del Ejecutivo comunitario consideró "claramente injustificado" el acoso de los mercados a la deuda española e italiana. Tanto la carta como esa declaración de respaldo a España e Italia van en línea con la conversación telefónica que mantuvo el martes Barroso con Zapatero.
La otra cabeza visible de Europa, Herman Van Rompuy, también se entrevistó ayer telefónicamente con el presidente español para trasladarle un mensaje similar. Tanto el presidente del Consejo Europeo como Zapatero coincidieron en que las nuevas medidas previstas dentro del paquete de salvamento a Grecia deben aplicarse "lo antes posible".
La insistencia en agilizar lo acordado en la cumbre del 21 de julio revela las dificultades con que se topa cada decisión europea para llevarse a la práctica. La UE dio un gran paso en esa cumbre al dotar con 440.000 millones de euros el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para que pueda comprar deuda pública de los países con problemas en el mercado secundario, lo que contribuye a relajar los tipos de interés de esos títulos. Ese fondo de rescate del euro también podrá refinanciar instituciones financieras, garantizar la deuda de los países rescatados y, en general, ofrecer créditos a los que tengan problemas.
Pero, para que entre en vigor, el acuerdo debe superar dos procedimientos fundamentales. El primero es la definición del fondo y su funcionamiento, en la que trabajan "día y noche" los técnicos de la Comisión Europea, aseguró ayer una fuente comunitaria. Una vez diseñado el mecanismo, necesita ser refrendado por los Parlamentos de los 17 países que comparten la moneda.
Junto a la falta de agilidad europea, Salgado achacó los últimos capítulos de la crisis de deuda al retraso estadounidense en alcanzar el acuerdo in extremis que se produjo entre demócratas y republicanos para elevar el techo de deuda. Ese retraso, según Salgado, ha generado tensiones que, junto a las dudas sobre el crecimiento de la economía del país norteamericano, han acabado por afectar a Europa. Salgado aseguró que el Gobierno "observa con preocupación la evolución de la crisis, aunque precisó que en su opinión la situación no puede calificarse "de gravísima".
Acerca de las medidas previstas para los dos Consejos de Ministros que se celebrarán este mes (el 19 y el 26) para encarar la situación y cumplir con el recorte del déficit, Salgado rebajó las expectativas sobre una verdadera reforma del impuesto de sociedades al comentar que solo se mejorará la gestión y que no se subirán los tipos.
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