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Reportaje:BREAKINGVIEWS. REUTERS

Más vale tarde

La convocatoria electoral obliga al líder de la oposición a aclarar posturas

El presidente de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha puesto fin a su mandato. Había perdido la confianza de los mercados financieros y de su propio partido político. Adelantar las elecciones de marzo a noviembre acortará el periodo de incertidumbre, pero significa que España tendrá cuatro meses con un Gobierno en funciones, en una época crítica. El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, debe demostrar que está preparado para emprender acciones decididas que devuelvan la confianza. Rajoy no debería sentirse demasiado ofendido porque la prima de riesgo de los bonos españoles haya permanecido tercamente alta a pesar de las noticias de las elecciones anticipadas (el Partido Popular lleva siete puntos de ventaja al PSOE en las encuestas). En gran medida, esto se debe a que España sigue siendo rehén de los chapuceros intentos de la UE de impedir que el contagio infecte el corazón de Europa. Además, las elecciones deberían haber sido incluso antes. Puede que los socialistas esperen que una posible recuperación del empleo tras la temporada turística veraniega mejore sus expectativas en noviembre. Pero el retraso también se traduce en que el presupuesto del año que viene va a estar en el limbo hasta que el nuevo Gobierno tome posesión a finales de año. Al menos, Zapatero parece decidido a tomar medidas adicionales para cumplir el objetivo de déficit de este año del 6% del producto interior bruto (por ahora en peligro a causa de un crecimiento flojo y unas comunidades despilfarradoras).

Para el próximo presidente del Gobierno, ganar las elecciones habrá sido la parte fácil. El próximo Gobierno tendrá bastantes asuntos inacabados de los que ocuparse. Rajoy tendrá que meter en vereda a las comunidades autónomas del país. Imponer un límite de gasto estricto debería resultarle más fácil, dado que la mayoría de las comunidades están ahora gobernadas por su propio partido. España tendrá que hacer más para reestructurar el sistema financiero. También es crucial que saque adelante más cambios en su disfuncional mercado laboral, entre ellos la reforma de la negociación salarial colectiva.

El FMI calculó en junio que España quizá tendría que tomar medidas fiscales adicionales equivalentes al 2% del PIB para cumplir sus objetivos de déficit de aquí a 2014. El PP habla en privado de un "plan de choque" durante sus primeros meses en el poder (pero hasta ahora no hay muchos detalles). Pronto, Rajoy tendrá que pronunciarse claramente sobre lo que planea hacer. Al menos, parece ser consciente de la enormidad de la tarea. -

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