Un monasterio del siglo XII estancando por la crisis
San Paio de Abeleda fue cedido para un proyecto hostelero
Siglos de abandono y expolio recaen sobre el Monasterio de San Paio de Abeleda, un conjunto del siglo XII situado en Castro Caldelas, municipio ourensano de la Ribeira Sacra. Su capilla, de la que han desaparecido todos los retablos y figuras, combina los dinteles policromados con los bloques de cemento que la han tapiado. Los muros de piedra amenazan con caer, y algunos de sus tejados, ya en el suelo, son pasto de una vegetación ingente que cubre su interior. El evidente estado de abandono, peligroso incluso para los jóvenes que se colaban entre las ruinas, "obligó al Ayuntamiento a vallarlo", tal y como recuerda la concejal Sara Inés Vega.
Los vecinos, organizados desde la asociación Cocas e Danzantes de Santa Tegra, lamentan el "oscurantismo" por parte del obispado de Ourense, que se lo ha cedido a una empresa para su restauración y uso como emplazamiento turístico y dinamizador de las actividades rurales de la zona. El monasterio, de origen románico, ha ido cambiando de manos a lo largo de la historia, como muchos de los bienes patrimoniales de los que dispone Galicia. Después de la desamortización, la Casa de Alba lo adquirió, y con el tiempo recaería en el obispado de Ourense.
José Luis Táboas, propietario de Gestab, SL, la sociedad que actualmente posee los derechos sobre el inmueble, recuerda la dificultad que tuvo para hacerse con el edificio. "En torno al 2008" el obispado se lo cedió a otra empresa que lo quería dedicar al turismo rural. Seducido por el paraje, Táboas decidió hacerle una cuantiosa oferta a sus propietarios, lo que disgustó al obispado. Finalmente, la institución eclesiástica se lo cedió al empresario gallego-mexicano por 75 años.
El proyecto, parado "debido a la crisis" que afecta al sector inmobiliario, pretendía destinar parte del edificio a un "hotel con encanto", de 12 o 13 habitaciones. El resto, se ocuparía con talleres para dinamizar el municipio rural. Además, para poner en valor la calidad de los productos del campo, la idea de Táboas incluía la creación de una marca con el nombre del monasterio que diferenciara los artículos naturales creados en la zona. Para eliminar intermediarios, el proyecto contemplaba también el impulso de una serie de tiendas especializadas, "no para que el cliente pague menos, sino para que el productor gane más". Esta idea concluiría con un complejo de aguas termales, que "según un geólogo catalán" se podrían descubrir en terrenos adyacentes al monasterio.
Según cálculos del empresario, el año que viene, si la situación lo permite, empezarán a recuperar la capilla, levantarán los muros y presentarán el proyecto en la consellería para ponerse a trabajar. El mayor problema, según Táboas, es que la resolución de los trámites "puede llevar años". Con todo, la crisis ha ocasionado que el turismo, a veces la única vía para restaurar el patrimonio, también se aplace.
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