Xan Campos Trío plasma su jazz del siglo XXI
El pianista firma un segundo disco con influencias electrónicas, clásicas y rock
Sin pretensiones ni ideas preconcebidas, el pianista Xan Campos entró en abril en un estudio de grabación de Vilanova de Gaia, cerca de Oporto, con sus dos compañeros de trío, el contrabajista Horacio García y el batería Iago Fernández. Y salió con Orixe cero bajo el brazo, su segundo disco como líder, pese a contar con solo 23 años. En diez temas ha plasmado su visión innovadora del jazz, en la que caben influencias tan dispares como la música clásica, el rock o la electrónica.
"No es jazz tradicional, evidentemente. Es muy importante, lo máximo, pero no es la música de hoy, no es la música que me identifica", expone sobre su ecléctica propuesta. Argumenta que el jazz se caracteriza por ser una música "muy abierta", lo que lo ha hecho evolucionar notablemente a lo largo de sus más de 100 años de historia. Campos aporta su grano de arena en ese proceso.
Ha recibido elogios de 'All about Jazz', una prestigiosa revista americana
En el disco se dejan sentir aires electrónicos, que se mezclan con pasajes casi de rock pesado, a lo Black Sabbath; también armonías clásicas, fruto de su formación académica. "Me di cuenta después, al escucharlo, pero no fue premeditado", remarca. Esta falta de planificación estética esconde un largo trabajo compositivo, de casi tres años de duración, y que se refleja en la complejidad rítmica y armónica de los temas. Un dilatado proceso que contrasta con la rapidez con la que se registró el álbum: dos días de grabación y otros dos de mezclas.
Para distribuir Orixe cero, publicado en la discográfica gallega Free Code Jazz Records, Campos lo ha colocado en Itunes, Spotify o Bandcamp.com y se puede escuchar íntegro en su sitio web (www.xancampos.com). La apuesta está funcionando, y ha tenido efectos en la contratación de conciertos. También le ha servido para que se pusiera en contacto con él la prestigiosa revista norteamericana All about Jazz, que ha colgado en su web una de sus canciones, Acrofobia. "Una melodía explosiva de este trío de piano maravilloso. Como una sacudida del primer café de la mañana, esta canción te va a tener despierto y en movimiento. Implacable", afirma la publicación.
Campos empezó en la música casi sin tener conciencia, cuando, con unos 6 años, su abuelo le enseñaba a solfear y a tocar al piano como si fuese un juego. A él rinde homenaje en Dulce Pepita, un vals compuesto por el veterano músico, que había sido batería de una de las primeras orquestas de jazz gallegas. Medio siglo después, su nieto lleva el género a una dimensión totalmente distinta. Pero igual de auténtica.
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