Dos inquilinos en La Celadilla
El hallazgo de dos esqueletos del siglo IV antes de Cristo en Ademuz abre la puerta a un mayor conocimiento del pueblo íbero
Tres años lleva Daniel Giner dirigiendo la excavación del poblado íbero de La Celadilla, situado en el municipio de Ademuz, y fue esta semana cuando apareció un sorprendente hallazgo: la presencia de los esqueletos de dos habitantes de la aldea del siglo IV antes de Cristo. "Esto no es habitual porque los íberos no enterraban a sus muertos". Este hecho pone de manifiesto la importancia del descubrimiento. La costumbre de los íberos de incinerar a sus muertos ha impedido saber muchas cosas de ellos por la escasez de huesos que analizar.
Según Giner, el estudio de los esqueletos permitirá no solo datar los restos o conocer su sexo, sino conocer el estilo de vida o la profesión de los individuos. "La deformación de los huesos permite, por ejemplo, saber si montaban a caballo".
Un incendio destruyó la aldea en el siglo IV antes de Cristo
El yacimiento tiene materiales importados de Grecia y Roma
El análisis de los restos revelará más datos pero, de momento, el hecho de que no hayan sido incinerados revela que ambos fallecieron en el momento de la destrucción del poblado, que tuvo lugar en el siglo IV antes de Cristo a causa de un incendio del que falta por desvelar si fue accidental o intencionado. También se sabe que sus cuerpos cayeron desde, al menos, una segunda planta. "Los íberos tenían construcciones de varias alturas. Por la posición en que han sido encontrados los esqueletos se deduce que cayeron desde arriba", explicó Giner.
La Celadilla era una aldea pequeña, de aproximadamente media hectárea frente a poblaciones grandes, consideradas ciudades, de más de una hectárea, como Edeta, en Llíria o Tos Pelat, en Moncada. Sin embargo, estaba situada "en un enclave estratégico para el control del territorio" explica Giner. Esto se debe a su localización, en una zona de paso norte-sur elevada sobre el Turia y donde confluyen dos barrancos orientados en dirección este-oeste. La peculiaridad de su situación hace que, de los yacimientos de este tipo y zona, sea el único en que se han encontrado materiales importados desde Grecia o Roma.
Las excavaciones de La Celadilla forman parte de un proyecto de puesta en valor social de la época íbera apoyado por el Ayuntamiento de Ademuz y se vienen realizando desde hace tres años. De cada uno de ellos, quince días se emplean en excavar, dejando el resto para los estudios de procesado con los que se analizan todos los restos encontrados. La cerámica, que lleva un largo trabajo, se usa para datar, pero también las vigas encontradas, ya que el carbón puede revelar, incluso, la vegetación que había en la época.
Ayer, el ayuntamiento organizó unas jornadas de puertas abiertas para mostrar a los vecinos de Ademuz y la comarca las excavaciones. "Esto hay que explicárselo a la gente común. Los expertos ya lo saben todo", concluyó Giner.
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