Tras la punta, el iceberg
Abochorna verlos congratularse en el sepelio. Estos opinadores que hoy creen que tras las atropelladas exequias del imputado Camps por fin se restablecerá sin más el régimen corrupto que tanto rédito electoral y económico les ha procurado, se equivocan como ya lo hicieron antes.
Redacto este artículo un día después del auto del juez Ceres que abre en canal el orondo melón de la causa por la financiación ilegal de la organización que hoy ya dirige Fabra. Apenas unas horas después de descabezarse el iceberg, sale a la superficie el siguiente tramo de un glaciar que amenaza la línea de flotación aritmética del primerizo molt honorable. Tras el trajeado carámbano de Camps esperan el deshielo judicial Sonia Castedo y Díaz Alperi por Brugal, Bellver por presunta prevaricación, Hernández Mateo por presunto tráfico de influencias e información privilegiada, Gimeno por presuntas coacciones y Rambla, Costa, Serra, Milagrosa Martínez y Yolanda García por presunto Gürtel.
El listón Camps -dimitir a boca de banquillo- presagia angustias contables al nuevo president, rehén de una mancomunidad de imputados que podrían dejar en minoría parlamentaria a Fabra en pocos meses. O bien abandonan sus escaños, poco probable visto el nivel de pudor exhibido, o bien constituyen un multitudinario grupo mixto. Todo apunta a que la histórica división entre Campistas y Zaplanistas dará paso a una nueva época en la que el PP se divida entre picassentistas-campistas y fabristas del nuevo amanecer. En este último grupo, por cierto, podrían estar ya encontrando acomodo, a juzgar por el "sonrisódromo" parlamentario, los acólitos del bronceado predecesor de Camps.
La mayoría parlamentaria establecida en 50 diputados parece destinada a convertirse en una coalición de difícil maridaje entre quienes van a tener puestos sus intereses en la pervivencia de la opacidad que les mantiene impunes y quienes saben que el futuro pasa por marcar distancias kilométricas con la más lamentable etapa de la historia democrática de nuestra comunidad.
Seguro que algunos de los que hoy lean este artículo pensarán, no sin razón, que estoy confundiendo mis deseos con la realidad. Tal vez. Pero no están tan lejos los tiempos de las espantadas parlamentarias en el seno del PP. Anda el bueno de Rus con las baquetas de su afinada batería esperando el momento oportuno para exhibir la potencia de su bombo. No es broma. Fabra ha obtenido la legitimidad de un grupo parlamentario que amenaza con imponer sus intereses a los de aquellos que con su voto les otorgaron la mayoría. Algunos piensan que este no es el grupo que Fabra hubiera elegido. Se equivocan. Cometen el error de pensar que Fabra y Camps no son lo mismo, como antes lo creyeron de Camps y Zaplana. Pero hoy la pregunta es: ¿Fabra es el president que los imputados del PP habrían elegido? Después de su debate yo diría que no. Mal momento para navegar sobre un iceberg cuando en el PP huele a cambio, pero climático.
Josep Moreno es diputado del PSPV-PSOE en las Cortes Valencianas
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