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Crónica:MUNDIAL DE F-1 | Gran Premio de Alemania
Crónica
Texto informativo con interpretación

Hamilton en estado puro

El británico se impone por delante de Alonso y Webber, con Vettel cuarto - Su triunfo agita al fin un campeonato que ha necesitado medio calendario para comenzar a hervir

Oriol Puigdemont

Sostiene Niki Lauda que si alguien disfruta corriendo en Nürburgring es porque no va lo suficientemente rápido. Aunque el tricampeón austriaco se refiera al antiguo trazado, una montaña rusa de 22 kilómetros convertida en atracción desde su accidente en 1976, las condiciones que acompañaron al Gran Premio de Alemania hicieron sudar ayer la gota gorda a la mayoría de los pilotos que se miden en el Mundial de fórmula 1, que se pasaron toda la mañana mirando al cielo y que, finalmente, pudieron conducir con el asfalto seco.

En esas circunstancias, tanto Red Bull como Ferrari debían ganar cuerpo y emerger como principales favoritos, pero fue McLaren, volcado el equipo encima de Lewis Hamilton, quien demostró al fin la capacidad de reacción que esconde en el Technology Centre Woking, el laboratorio de sueños que Norman Foster diseñó a las afueras de Londres. El pastizal que la escudería ha invertido allí (unos 500 millones de euros) cobra sentido en actuaciones como la que ayer firmó Hamilton, una carrera frenética la suya, disputada prácticamente al sprint, y un triunfo, en cualquier caso, que solo fue posible gracias al bólido que los ingenieros le proporcionaron al británico después de darle la vuelta en menos de dos semanas.

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El viernes, tras la primera jornada de ensayos libres, el campeón de 2008 se desmoronó nada más subirse al coche. Su cabreo se convirtió en alegría el sábado y la euforia se desató el domingo. Se venía quejando de falta de carga aerodinámica y su monoplaza se pegó al suelo como si fuera sobre raíles. Ese punto a su favor le acabó coronando por delante de Fernando Alonso y de Mark Webber, por este orden, y también de Sebastian Vettel. El alemán, el líder del Mundial y dominador incuestionable hasta ahora del campeonato, le consiguió arrancar la cuarta plaza a Felipe Massa en el último cambio de ruedas, un trámite agónico y obligatorio que ratificó la soltura de Red Bull en los talleres y la torpeza de Ferrari en ese instante. La segunda victoria de Hamilton agita al fin un campeonato que ha precisado medio calendario para arrancar a hervir. Cuando lo ha hecho, eso sí, ha sido ofrecido escenas tan explosivas como las que esta vez catapultaron al coche plateado al triunfo.

Situado el segundo en la parrilla, el chico de Tewin saltó como un resorte nada más apagarse los semáforos. En 100 metros se le echó al cuello a Webber, le superó al encarar la primera curva, por el interior, ofreciéndole al australiano el exterior, el camino largo. En estas situaciones de estrés es donde florece la esencia de Hamilton, esa que tanto le ayuda en unas ocasiones y que también le penaliza en otras sobre la pista. Así es este chaval, y que nadie pretenda cambiarle por el bien de la F-1. Esa efervescencia que le condenó en Mónaco, Malasia y Canadá, por ejemplo, se puso de su lado ayer en Nürburgring, donde él y toda su tropa en McLaren se arremangaron para recuperar la batuta del pelotón las tres veces que la perdieron; una de ellas en la pista (con Webber) y las otras dos en los talleres (con Webber y Alonso), nada más completar el primer cambio de gomas. "¡No me digáis nada cuando estoy conduciendo!", soltó Hamilton por la radio cuando el RB7 se le subía a la chepa, en otro fogonazo de ese carácter que le ha hecho grande.

Su ambición es casi tan tremenda como su talento, por no hablar de sus registros, infinitos. ¿Que mide mal una frenada (vuelta 12) y Webber se le cuela en una horquilla? Pues lo compensa al instante, protegiéndose detrás, abriéndose a la derecha y rearmándose con el KERS, inmediatamente antes de clavar los frenos y de enroscar el volante, esta vez a la izquierda y de nuevo como líder, en una secuencia tan fácil de contar y tan difícil de cuadrar. ¿Que Alonso se reincorpora a la pista y se lo encuentra delante en la primera curva (vuelta 32)? Pues se empareja con el asturiano, los neumáticos del Ferrari como el hielo, y le adelanta por fuera como si nada mientras el bólido rojo se menea espasmódicamente perdiendo tracción en cada una de sus sacudidas.

Completado el primer acto del curso, el despiadado Vettel ha comenzado a tener compañía en las últimas paradas. Primero llegó Fernando Alonso y ahora se sube al carro Hamilton, la mejor de las noticias que podía recibir un certamen que de un tiempo a esta parte parece haber entrado en combustión para goce y disfrute de la hinchada.

Fernando Alonso se sienta sobre el coche de Mark Webber después de la carrera.
Fernando Alonso se sienta sobre el coche de Mark Webber después de la carrera.JULIAN FINNEY (GETTY)
Hamilton es felicitado por sus compañeros de McLaren y por los aficionados.
Hamilton es felicitado por sus compañeros de McLaren y por los aficionados.DIMITAR DILKOFF (AFP)

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