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Patronal y sindicatos piden orientar al empleo los nuevos fondos de la UE

Galicia seguirá recibiendo dinero de Europa pero tendrá que reorientar los proyectos que opten a una subvención

Buena parte de la modernización que ha experimentado Galicia en las últimas décadas se la debemos a los fondos procedentes de la Unión Europea. Desde la entrada de España en la entonces CEE en 1986, la comunidad autónoma ha recibido más de 15.000 millones de euros que han permitido cambiar la faz del territorio especialmente a través de la construcción de infraestructuras que sin los fondos comunitarios probablemente nunca habrían llegado a poder ejecutarse.

A principios de este mes la Eurocámara aprobó una propuesta que en principio debe permitir a Galicia seguir recibiendo fondos europeos entre 2014 y 2020, pese a que la comunidad roza el 90% del PIB per cápita de la UE. Aunque las cifras aún no están confirmadas y ni siquiera puede garantizarse que Galicia reciba esos fondos (debe aprobarlo el Consejo Europeo el año que viene) lo más probable es que pueda llegar a obtener más de 3.000 millones de fondos comunitarios adicionales. Eso sí, todo apunta a que esta vez será muy diferente de lo que venía sucediendo hasta ahora y las inversiones a realizar tendrán que tener unos objetivos más concretos que no permitirán financiar casi todo, como venía ocurriendo hasta ahora.

"Menos cemento y más conocimiento. Hay que apostar por las personas"
Las pymes y los emprendedores deben ser objetivo de las futuras ayudas
La comunidad puede obtener más de 3.000 millones para 2014-2020
López apuesta por un recorte drástico a las ayudas en infraestructuras
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Bares, casas rurales y campos de fútbol

Durante el período 2007-2013 Galicia recibirá un total de 5.674 millones de euros en fondos europeos, de los que la mayor parte corresponden a fondos estructurales (4.400 millones). El exdirector general de Desenvolvemento Rural de la Xunta Edelmiro López, que tuvo la oportunidad de gestionar este tipo de inversiones, explica que ya durante la etapa del gobierno bipartito se afrontó la necesidad de reorientar los fondos para favorecer un cambio de modelo productivo. La previsión inicial es que un 70% de los fondos se dedicasen a dos objetivos prioritarios: el desarrollo de la economía del conocimiento y la innovación empresarial y al medio ambiente y el desarrollo sostenible. El 30% restante se dedicaría a infraestructuras de transporte y energía. Aunque aún falta dos años para el fin de este programa de inversiones y no se conocen los datos sobre el desglose de inversiones, la impresión general es que los fondos no han contribuido especialmente a conseguir ese cambio de modelo productivo que no ha llegado y sigue siendo una asignatura pendiente tanto en Galicia como en el conjunto de España.

López apunta que las autoridades europeas pretenden fijar unos objetivos muy claros para limitar las inversiones que se podrán realizar con los fondos comunitarios que llegarán a partir de 2013. De esta forma, los proyectos subvencionados por los fondos europeos a partir de esa fecha deberán dedicarse a uno de los siguientes objetivos: inversión empresarial ligada a proyectos de I+D, desarrollo del territorio y energías renovables y políticas activas de empleo. En este último campo, López considera que deberían reordenarse las ayudas procedentes del Fondo Social Europeo (FSE) que suelen destinarse a planes de formación de empresarios y sindicatos para convertirlas en verdaderos instrumentos de generación de empleo.

López también es partidario de recortar drásticamente los fondos destinados a infraestructuras y reclama una política que impida situaciones como realizar al mismo tiempo ampliaciones en los tres aeropuertos de la comunidad autónoma o construir al mismo tiempo dos puertos exteriores, uno enfrente del otro (Ferrol y A Coruña).

Por su parte, Manuel Castro Cotón, catedrático de Economía de la USC y ex-alto cargo de la Consellería de Economía durante parte del mandato de Manuel Fraga, señala que aunque la Comisión Europea suele modificar los objetivos de cada período de programación, es posible que se puedan seguir financiando infraestructuras aunque estas "no tienen por qué ser únicamente de transportes sino que también pueden referirse a la investigación". De todas formas, habrá que esperar a que se definan con claridad los objetivos para la programación 2014-2020.

Castro Cotón considera que programas europeos como Equal, Leader o Interreg que sirvieron para financiar desde la rehabilitación de una casa rural hasta una piscina o un campo de fútbol no representan una cantidad muy elevada dentro de la financiación europea global, pero sí que se cometieron errores a la hora de apoyar proyectos de inversión. "A veces en este tipo de programas se aplicaron criterios más políticos que técnicos a la hora de conceder las subvenciones", señala el catedrático.

La secretaria de Empleo, Economía Social y Autoempleo de CC.OO. de Galicia, Maica Bouza, señala que a lo largo de estas décadas de financiación a través de fondos europeos ha habido cosas muy positivas como la inversión en grandes obras de infraestructuras muy necesarias para el desarrollo de la comunidad autónoma. Sin embargo, entre los aspectos negativos señala las cuantiosas inversiones en proyectos como la habilitación de suelo industrial en comarcas donde no hay demanda de industrias que ahora cuentan con unos polígonos industriales que se echan de menos en otras zonas que sí tienen esa demanda. En lo que se refiere a las ayudas para empleo y formación, Bouza indica que ha fallado el diseño de unas políticas sectoriales adecuadas. "Habría que haber definido unos sectores estratégicos a los que apoyar y no conceder ayudas para todo tipo de proyectos", concluye.

Cara al futuro, la secretaria de Empleo de CC.OO. apunta que las ayudas a las infraestructuras han dejado de ser una prioridad. "Es el momento de apostar por aquellas actividades que generen valor añadido. Menos cemento y más conocimiento, debe hacerse una apuesta por las personas", señala Bouza, quien también reclama que se cuente con los sindicatos para trazar las líneas estratégicas en las que se deberán emplear las ayudas europeas a partir de 2013. En su opinión, las mesas de diálogo social abiertas en Galicia deben ser el foro para hablar sobre estas cuestiones.

Juan Manuel Vieitez, miembro de la dirección de la patronal gallega, coincide con Bouza en que los agentes sociales deben participar en el diseño de la planificación de las ayudas para los próximos años. El representante de la CEG no descartaría subvencionar infraestructuras pero siempre que éstas impliquen una clara rentabilidad.

"Tenemos que buscar la eficiencia de las infraestructuras y no duplicarlas como ha ocurrido en el pasado. Todos los recursos que tengamos hay que emplearlos en la reactivación económica", indica Viéitez, quien señala a las pymes y a los emprendedores como claros objetivos de las próximas ayudas europeas. Además, considera que debe haber una mejora de los mecanismos de control de las ayudas para evitar disfunciones que han ocurrido en el pasado y reclama que haya una mayor cooperación entre las distintas regiones de la UE a la hora de poner en marcha proyectos.

Todas las opiniones tienen en común la necesidad de reorientar las ayudas aunque no hay unanimidad sobre la necesidad de seguir financiando infraestructuras. Lo que sí parece claro es que estamos ante la última oportunidad para que Galicia pude obtener una gran fuente de financiación para poner en marcha un nuevo modelo productivo que corrija las carencias del actual. En todo caso, se sigue echando de menos un estudio más o menos pormenorizado sobre el destino y eficiencia de las ayudas de la UE en la comunidad autónoma.

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