Paladar y enoturismo

Situada en Corral de Almaguer (Toledo), a 95 kilómetros de Madrid, Pinuaga es una bodega digna de visitar. Los alicientes son varios: la villa fue lugar de paz y convivencia de las tres culturas, y aún pueden verse algunos edificios de su antigua judería como la Casa de la Encomienda; o visitar las casas señoriales de los Collados, edificio que conjuga el estilo gótico, mudéjar y renacentista.

Tiene excelentes quesos, buen cordero, y un paisaje característico, en los márgenes del río Riansares, entre campos de viñedos, a 750 metros de altitud, protegidos por los montes Alalde del Castillo, de la Moheda y de Traslasierra. Todo invita a practicar el enoturismo, ya que la bodega, una de las más interesantes de Castilla-La Mancha, organiza durante los fines de semana visitas guiadas dirigidas a profesionales y amantes del vino. La finca dispone de un hotel rural (www.dehesasalazar.com), lo que facilita la excursión.

A todo esto hay que añadir la posibilidad de degustar uno de los mejores tintos de tempranillo manchego. Vino elaborado con mimo por esta bodega de tradición centenaria, a partir de la uva seleccionada de cepas con 40 años de vejez, directamente plantadas (pie franco) en terrenos arcillosos calcáreos, de abundante piedra caliza. Un vino de terruño, cargado de fruta negra y roja bien madura, con notas balsámicas y florales, fondo especiado y ajustada madera. En boca es amplio, sabroso, con un nítido regusto a mora silvestre ácida, final refinado y gusto persistente.