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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Arte del músculo cansado

El dúo español de sincronizada hace historia con la coreografía 'Tango' en los Mundiales de Shanghái pero solo puede ser bronce debido a la exigencia física que se autoimpone

Diego Torres

Nunca nadie bailó 'La Cumparsita' con más ácido láctico en el cuerpo. El tango más difundido que existe, obra compuesta en 1915 por el uruguayo Gerardo Matos, fue el hilo conductor de la coreografía que Andrea Fuentes y Ona Carbonell se atrevieron a ejecutar en la final libre de dúos de natación sincronizada del Mundial de Shanghai. Al cabo de los cuatro minutos que duró la prueba las dos españolas completaron una obra maestra. Coreográficamente, una narración coherente y vanguardista que combinó movimientos y música como nunca se había hecho hasta ahora. Deportivamente, una hazaña truncada por el fallo muscular. Sólo un pequeño error de sincronización, al final del ejercicio, cuando la falta de oxígeno desencadenó la acidosis y paralizó los miembros de las nadadoras, permitió a los jueces justificar una puntuación que puso más énfasis en castigar la imperfección que en premiar el arte. El resultado fue una medalla de bronce.

"Al final han acusado un poquito el cansancio", dijo Ana Tarrés, la entrenadora española, tras observar cómo China ganaba la plata y Rusia el oro. "Esto tiene una demanda física mucho más fuerte que el ejercicio de las chinas y aporta una historia coreográfica mucho mejor. Hay más movimientos por segundo. Hay más rapidez. Más tensión muscular. Era un reto que fueran capaces de nadar con este nivel de ángulos, con este nivel de complejidad en los movimientos. Y lo han conseguido".

Nadie sufrió más para hacer la coreografía que las españolas, que nadaron durante más tiempo que sus rivales en apnea. Ona y Andrea progresaron con la cabeza bajo el agua durante 2,09 del total de 3,42 minutos que duró el ejercicio. Las rusas aguantaron la respiración durante 2,07 minutos y las chinas durante 1,55. La velocidad a la que realizaron los movimientos las españolas, sobre todo cabeza abajo, elevando las piernas en ángulos difíciles de aguantar sin dar grandes brazadas para buscar apoyos en el agua, agregaron mayor dificultad a su propósito. Y su propósito fue hacer historia. Llevaban dos años dando clases de tango. Querían completar una coreografía que marcara los Mundiales, permaneciera en el recuerdo de la gente, y escribiera una página en el libro de las invenciones de este deporte.

La fisióloga del Centro de Alto Rendimiento de San Cugat, Victoria Pons, explica la respuesta del organismo en el dúo libre: "Son esfuerzos muy explosivos, a máxima intensidad y sin recuperación, entre figuras con apneas muy largas y muy seguidas. El oxígeno es limitado y el organismo trabaja en vía anaeróbica, lo que hace que el nivel de riesgo aumente con la posibilidad de fallos".

"Un corredor de 400 metros produce 27 millimoles de lactato", dice la doctora. "Pero sólo corre 40 segundos. Una nadadora nada casi cuatro minutos y en las pruebas más exigentes, como el dúo libre, su lactato se dispara en un espectro de entre 13 y 16 milimoles. Esta acidosis, que es un fenómeno metabólico, es negativa para la contracción muscular. Pero me preocupaba más la recuperación muscular que la metabólica. Si durante 20 días estás exigiendo a tu cuerpo llega un momento que la fatiga no te permite metabolizar energía. Llega un momento que el músculo se contrae con menos fuerza. Las neuronas motoras reclaman menos".

En la última figura la pareja española no logró sincronizar un movimiento. Acababa de hacer historia. Pero al jurado le importó menos la poesía que el respeto al reglamento, el orden, la exactitud y el cálculo.

"Hemos cometido un error al final pero nos habrían ganado sí o sí", dijo Andrea Fuentes. "El objetivo es la plata en Londres y en el Mundial de Barcelona". La nadadora de Tarragona, a sus 28 años, asimiló mejor la decepción que su compañera, Ona Carbonell, que sólo tiene 21 años. Ona es la nadadora más prometedora del equipo pero sólo lleva dos años preparando el dúo con su compañera. Las chinas, las hermanas Jiang, entrenan juntas al servicio del estado chino desde 2006.

"Las chinas son gemelas", observó la segunda entrenadora española, Beth Fernández. "Son iguales y esto es una ventaja en un deporte en el que hay que sincronizar. Andrea y Ona tienen un parecido físico pero sus estilos son diferentes. Una es muy explosiva y la otra tiene mucho control. Es más difícil que parezcan iguales".

Ana Tarrés observó con condescendencia a sus pupilas mientras Ona derramaba lágrimas y Andrea la consolaba en el túnel de vestuarios: "Aparentemente tienen un carácter muy diferente pero siempre están preservando el espacio de la otra, tolerándolo mucho. Esto hace que se compenetren bien y que sean capaces de decírselo todo. Han hecho un pacto de complicidad en este sentido: intentar ser muy honestas una con la otra cuando hay una cosa que les molesta. O lo hablan ellas o, cuando empiezo a ver caras raras, intervengo yo. Siempre pasa cuando convives tanto con una persona. Ahora están aprendiendo a convivir juntas. Tienen además una amistad fuera del ámbito de la piscina y esto hace que se cree más magia".

Beth Fernández se detuvo a analizar los aspectos técnicos que hacían del 'Tango' una rutina técnicamente más exigente que la que realizaron las chinas. "Hay millones de ángulos", explicó, limitándose a comparar el uso de las piernas. "Si pones una pierna recta es más fácil de controlar que si la pones en diagonal. Y si pones dos, mucho más difícil. Y si una está en diagonal y la otra hace un movimiento redondeado es más difícil que si haces un movimiento cortante. Un ángulo recto es más fácil de sincronizar que un ángulo de setenta grados. Este dúo está lleno de movimientos en los ángulos y movimientos redondos. Es muy pero muy difícil plasmar los movimientos del tango fuera del agua".

Ana Tarrés ejerció de líder ante sus nadadoras concediéndole a los resultados de las actas un papel secundario. Relativizó el color de la medalla con una mueca desdeñosa y dijo: "Esto nos vendrá bien. En septiembre van a volver a entrenar con más ganas".

Ona Carbonell y Andrea Fuentes, en la final de ayer.
Ona Carbonell y Andrea Fuentes, en la final de ayer.EZRA SHAW (GETTY)

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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