Un regidor "ni gris ni brillante"
Nacido en 1964, Alberto Fabra estudió Arquitectura Técnica en Valencia. Casado y con dos hijos, se afilió a Alianza Popular en 1982 y en 1991 fue elegido concejal del PP en el Ayuntamiento de Castellón, donde ha ocupado diversas áreas. En 2005 dio el salto a la alcaldía apadrinado por Carlos Fabra (del que no es pariente), que forzó la renuncia del entonces alcalde, José Luis Gimeno. Desde entonces ha logrado dos victorias por mayoría absoluta.
De carácter afable, trato correcto e incluso cercano en ocasiones, no se ha distinguido por su gestión ni por el cumplimiento de sus compromisos electorales. Heredó una ciudad con pleno empleo que ha dejado con un paro superior al 25%.
No ha logrado acabar la ronda de circunvalación, prometida desde 1991, ni el nuevo Ayuntamiento, ni la línea del transporte público TRAM. Ni el problema del intenso tráfico en una ciudad caótica ni el urbanismo, pese a su formación y experiencia, han sido su fuerte: el Supremo anuló el Plan General de Ordenación Urbana.
"Ni gris ni brillante" y con "escasa iniciativa", según coinciden tanto sus defensores como sus detractores, se ha caracterizado durante el último mandato por mostrarse reivindicativo ante el Gobierno central a cuenta del AVE o la N-340, pero su nivel de exigencia ha sido prácticamente nulo con la Generalitat. Siempre a la sombra de Carlos Fabra, y ungido por el todavía presidente provincial del PP como candidato, es diputado autonómico por Castellón desde 2007 y, desde 2009, coordinador general del PP valenciano.
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