'Adam i Eva' van a la Universitat
Instalada al fin una escultura de Alfaro realizada hace una década
Adam i Eva por fin han ingresado en la Universitat de València. Más de una década después de que las dos figuras integrantes de la escultura que Andreu Alfaro realizara expresamente para la institución académica estuvieran acabadas, las rectilíneas e inconfundibles formas de un hombre y una mujer ya destacan en el Campus de Tarongers, en un jardín en la confluencia de las avenidas de Ramon Llull y de Tarongers. El rector de la Universitat, Esteban Morcillo, inauguró la obra ayer por la mañana en presencia de Andrés Alfaro Hofmann, hijo del escultor, que no pudo asistir a causa de una larga enfermedad.
Según explicó ayer el hijo, el proyecto arrancó hace más de una década cuando la Universitat planteó al afamado escultor y diseñador gráfico un trabajo para la institución. Rápidamente, Alfaro se puso manos a la obra -"él se entusiasmó desde el principio con este proyecto"- sin que llegara a firmarse un acuerdo. Inspirado por una noticia que revelaba que el número de mujeres estudiantes en la Universitat ya superaba al de hombres, Alfaro se planteó el trabajo como un homenaje a la igualdad de la mujer. De ahí quizá que las dos figuras tuvieran la misma altura y prácticamente las mismas formas. Aunque la obra se planeó para una altura final gigantesca, de alrededor de 25 metros, y unos 2.000 kilos de peso, el escultor trabajó con un boceto, así lo llamó, de considerables dimensiones, de 12 metros de altura, en acero inoxidable. Y así lo culminó en el patio de su taller. Sin embargo, el acuerdo con la Universitat nunca se llegó a consolidar y la obra ha permanecido todos estos años al aire libre en Godella.
La obra es un homenaje a la igualdad entre mujer y hombre
La escultura ha estado 10 años en el taller de Alfaro en Godella
Finalmente, la familia ha decidido donar a la Universitat la escultura Adam i Eva. "Mi padre siempre ha sentido una gran admiración por la universidad, ya que él no pudo estudiar", justificó Alfaro Hofmann, que destacó la importancia de que sus obras luzcan en espacios públicos. "El gran escultor Alfaro aparece cuando tiene que competir con un entorno, con un encargo, con una idea".
El propio escultor explicó a EL PAÍS en diciembre de 2000 qué buscaba con las dos figuras. "Siempre había querido recuperar la relación de la sociedad con su tiempo", razonaba, "por eso me estaba planteando hacer un Adán y Eva donde quedase patente la similitud entre el hombre y la mujer, que se ha producido en mi época". Alfaro se constituyó así en un notario de un tiempo de renovación en las sociedades machistas: "Hay que aceptar que se está produciendo un cambio muy importante en la sociedad y que la mujer lo está marcando". Incluso apuntó una teoría particular: "Ha hecho más la píldora por la liberación de la mujer que todas las manifestaciones de las sufragistas del siglo XIX".
Morcillo, por su parte, se mostró ayer satisfecho y agradecido por la donación y recordó que Alfaro ya ha trabajado en varias ocasiones para la Universitat. Por ejemplo, cuando elaboró, en 1998, el logotipo del quinto centenario del nacimiento de la institución. O cuando hizo el monumento en homenaje a Cavanilles instalado en el Jardí Botànic de Valencia, que en la práctica es "casi un vegetal más".
El rector también recordó que, en Valencia, Andreu Alfaro formó parte del Grupo Parpalló, que significó "el primer intento consciente de ser modernos", y se convirtió "en el primer escultor en Valencia que retomó el legado de las vanguardias históricas".
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