Las palabras perdidas de PP y PSOE

El presidente del PP andaluz, Javier Arenas, no solo defendía "una persona, un cargo" en 2004 y en 2008. También propuso a final de la cuarta legislatura, en noviembre de 1995, cuando ya sonaban los tambores de llamada a las urnas, modificar la ley Electoral de Andalucía y declarar incompatible el puesto de diputado con el de alcalde y de presidente de la Diputación, entre otros, para que tuvieran una mayor dedicación. Justo lo que ahora critica y califica de "golpe de Estado al municipalismo".

Arenas ya dirigía al principal partido de la oposición del Parlamento andaluz, con la diferencia de que en esa legislatura (1994-1995), el PSOE no contaba con mayoría absoluta en la Cámara ni con aliados parlamentarios estables. En esa época, los populares defendieron en una proposición de ley excluir a los alcaldes del Parlamento porque, decía su portavoz de entonces, Manuel Atencia, "es natural que no se acumulen dos responsabilidades", "es lo que demanda hoy la ciudadanía" y los alcaldes y presidentes de la Diputación tienen una dedicación "incompatibles con el régimen de dedicación absoluta que requiere esta Cámara". Está todo recogido en el Diario de Sesiones del 23 de noviembre de 1995.

Dieciséis años más tarde el PP se opone a una modificación de la ley en este sentido. Los socialistas han planteado ahora, aunque está por ver si van a llegar hasta el final, cambiar la ley Electoral para hacer incompatible el cargo de alcalde y presidente de la Diputación con el de diputado. Entre los argumentos que dan es que quieren evitar el "fraude de que se cobre un sueldo sin sudar la camiseta de parlamentario", como dijo su portavoz en la comisión de la Presidencia, Miguel Ángel Vázquez.

Pero entonces fueron los socialistas los que se opusieron a una reforma de este calado, por razones de oportunidad -modificar la ley Electoral, la máxima regla de juego de los partidos, "deprisa y corriendo es ir contra el sentido común"- y de fondo. Justo lo contrario de lo que hoy defienden.

Enrique Linde era entonces el portavoz del PSOE. Argumentaba que la presencia de alcaldes "ha sido extremadamente positiva", ha producido "una ósmosis necesaria entre la sensibilidad municipal y la sensibilidad autonómica" y prescindir de los alcaldes sería "una mutilación innecesaria" porque su presencia "no es abusiva".

El grupo socialista de ahora sí cree que lo que era excepcional se ha convertido en norma, sobre todo, por parte de sus adversarios. Desde 1996, no hay ningún alcalde en el grupo socialista, mientras que en el del PP, tras su triunfo el pasado 22-M, hay 17 de 47 diputados. Entre ellos están los alcaldes de Sevilla, Huelva, Jaén, Córdoba, Jerez y Marbella, que han barrido en sus respectivas circunscripciones y tienen un tirón electoral contrastado para ayudar a Arenas a lograr su victoria en las autonómicas en su cuarto intento.

En IU, está el alcalde de Marinaleda, pese a que las normas internas de la federación prohíben, sin ningún éxito en el caso de Juan Manuel Sánchez Gordillo, compatibilizarlo con el de diputado.

En ese debate de 1995, IU se abstuvo porque había una comisión en marcha estudiando la cuestión, pero también porque defendía que todo lo referente a la legislación electoral debe hacerse "desde la negociación, el máximo consenso posible" y "no desde las prisas", decía entonces su portavoz Rafael Rodríguez.

También justo todo lo contrario de lo que se pretende hacer ahora, si los socialistas siguen adelante con su idea de modificar la ley Electoral, cuando solo quedan cuatro meses de trabajo parlamentario y no hay consenso con el PP. Los socialistas, además, dejarían en muy mal lugar a su líder, José Antonio Griñán, quien en un pleno del mes de junio afirmó en alusión a la ley Electoral: "Las reglas de juego no deben alterarse nunca ni unilateralmente ni siquiera entre dos fuerzas políticas, si es posible por toda la Cámara".

Linde, cuya dureza dialéctica no menoscaba su brillantez, tenía razón: "Las personas son dueñas de sus silencios y esclavas de sus palabras. Y cuando esas palabras, además, se recogen en el Diario de Sesiones, la esclavitud es absoluta".