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Reportaje:

Centros de música en el precipicio

Los recortes de la Generalitat complican el futuro de alumnos y profesores

Pablo Ferri

Los centros de enseñanza musical de la Comunidad Valenciana viven su verano más complicado desde hace años. "El viaje de ida" del tejido musical valenciano, esa metáfora de los buenos tiempos a la que aludía hace unos meses el presidente de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV), Josep Francesc Almería, concluyó hace tiempo y la vuelta, sobre todo en el caso de los centros de música y conservatorios, apenas ofrece condiciones para sobrevivir. La Generalitat recortó el 54% del presupuesto de estos centros el año pasado. Además, hay muchos como el de Benifaió, que todavía no han cobrado las subvenciones de 2010. "No sé qué vamos a hacer", reflexionaba ayer Nadia Sturm, jefa de estudios del Centre d'Estudis Musicals de Benifaió, "¿bajar los sueldos más? No lo sé".

La financiación pasa de 5,1 millones en 2009 a 2,31 en 2011, un 55% menos
La Plataforma de Centros de Música piensa que los recortes son inaceptables

En la Comunidad Valenciana hay 62 centros de música autorizados y conservatorios municipales. Este sistema educativo sin ánimo de lucro emplea a 1.200 trabajadores, la mayoría profesores, y abarca la enseñanza de unos 8.500 alumnos. Además de estos centros, la Generalitat mantiene otros 14 conservatorios públicos que financia con cargo a otras partidas del presupuesto. La Plataforma de Centros de Música Autorizados de la Comunidad Valenciana entiende que un recorte del 54% como el de 2010 resulta inaceptable. "Que nos bajen el presupuesto un 10% o un 15% aún lo puedes entender por la crisis, pero que nos bajen el 54% de golpe y luego al año siguiente todavía nos quiten un 2% más significa que quieren cargarse los centros de música", lamenta un trabajador.

La Plataforma defiende además que los centros de música autorizados y los conservatorios municipales son complementarios a la oferta de la Generalitat, que la completa y mejora. Estos centros se aplican a la enseñanza elemental y profesional y suplen el exceso de demanda de los conservatorios públicos o, como el caso de Buñol, ocupan un espacio al que los centros de la Generalitat no llegan.

En 2009 los centros de enseñanza musical recibieron algo más de cinco millones de euros. El año pasado esa cantidad cayó hasta 2,36 millones y en 2011 queda en 2,31, un 55% menos respecto a 2009. "Nosotros cerramos el curso el pasado 20 de junio", explicaba ayer Nadia Sturm. La jefa de estudios del centro de Benifaió explicaba que se encuentra con las manos atadas para preparar el año que viene. "Recibimos tres subvenciones al año, dos de ellas importantes. El Ayuntamiento nos tiene que dar 35.000 euros este año y todavía no nos ha pasado nada; del año pasado solo nos ha pasado un tercio", contaba.

"La Generalitat, que nos debe 20.000 euros del año pasado, aún no nos ha transferido nada", añadía. Así, su situación es de las más complejas. "No podemos plantearnos siquiera subir las cuotas a los alumnos", argumentaba, "ellos ya sufragan el 67% de los gastos de la escuela con lo que pagan... Imagínate al padre que tiene a dos críos estudiando, ¿qué le vas a decir, que le subes la cuota?". Sturm no sabe qué hacer. Los estudiantes ya pagan cuotas mensuales de entre 90 y 140 euros más la matrícula. Piensa en bajar los sueldos de sus 24 trabajadores, en quedarse sin cobrar, pero "¿cómo decirle a un profesor superior que igual un mes no cobra?".

En Buñol, el conservatorio municipal no peligra, aunque sí lo hace "su viabilidad" económica. Bernat Fabra, director, comentaba ayer que el centro "se está planteando una reestructuración laboral para rentabilizar servicios". "Si hay especialidades con pocos alumnos", lamentaba, "igual tendremos que amortizar algunas plazas de profesor, no lo sé". Fabra califica la situación de "agonizante". "Hay gente, además, que está abandonando los estudios porque no se lo puede permitir", relata. Maneja pocas opciones y la mayoría pasan por eliminar ramas de enseñanza: menos profesores y menos alumnos, "y eso que la demanda para entrar es muy alta", sostiene. La subvención de la Consejería de Educación al conservatorio de Buñol ha caído de los 165.000 euros de 2008 a 76.000 de este año.

El presidente de la Unió Musical d'Alaquàs, Lute Fernández, portavoz además de la Plataforma, admite igualmente que han tenido que hacer un "recorte" tremendo después del tijeretazo de la Generalitat. "El año pasado, ingenuos de nosotros, pensamos que las cosas mejorarían. Conseguimos mantener las nóminas de los más de 30 profesionales, pero el curso que viene igual no tenemos más remedio que prescindir de profesores", explica. Los profesores de la escuela de Alaquàs cobran según las horas que dan y el grado, entre 200 y algo más de 1.000 euros al mes. Pese a las dificultades, Fernández apuesta por diversificar la oferta de la escuela y subir ligeramente los precios. "Vamos a aumentar un par de euros la matrícula y alguna asignatura, trataremos de ahorrar en luz, agua y aire y cobraremos una pequeña entrada en los conciertos que demos", enumera. "Además, ampliaremos nuestra oferta. Para empezar, vamos a ofrecer clases de hip-hop", añade.

El curso que viene resultará complicado a los centros de enseñanza musical. La lotería aparecerá de nuevo como fuente de ingresos (si es que alguna vez dejó de serlo) y los centros reivindicarán su posición: la Generalitat aprovecha cada ocasión para subrayar la importancia de la música en el patrimonio artístico valenciano y los centros exigirán que lo demuestre. Mientras tanto, los Ayuntamientos en unos casos y los alumnos y asociaciones de padres en otros costearán el tijeretazo.

El doble rasero del Consell

A finales de octubre del año pasado, el consejero de Gobernación, Serafín Castellano, anunciaba el lanzamiento inminente de un Plan Estratégico para las sociedades musicales de la Comunidad Valenciana. "Vamos a crear un marco estable clave para potenciar el presente y el futuro de uno de los elementos dinamizadores más importantes de la cultura y el patrimonio valenciano, como son nuestras 536 bandas de música, los 40.000 músicos y 60.000 alumnos". Castellano se encarga de las sociedades musicales, pero ¿qué hay de los centros de música autorizados y los conservatorios municipales? La Generalitat mantiene un doble discurso en este asunto. Por un lado, el consejero de Gobernación se muestra receptivo y dispuesto a aumentar su apoyo; por otro, sin embargo, la consejería de Educación saca la tijera sin demasiadas explicaciones. El próximo 27 de julio, la Plataforma de Centros de Música Autorizados de la Comunidad Valenciana se reunirá con el Director General de Ordenación y Centros Docentes, Rafael Carbonell para tratar de arreglar la situación. "Si es verdad que somos prioritarios que lo demuestren", defiende Lute Fernández, portavoz de la Plataforma. "La red pública resulta insuficiente y nos apoyan porque somos complementarios. El asunto tiene solución porque al final es una cuestión de voluntad política. Simplemente con que se pague al día ya habríamos solucionado algo, pero es que de 2010 aún deben medio millón de euros más o menos", lamenta.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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