Xoel vuelve sin la careta de Deluxe

Casi tres años después de enterrar Deluxe, el pseudónimo bajo el que cosechó una exitosa carrera de casi una década, Xoel López ha vuelto de hacer sus américas con la mochila cargada de proyectos y de energías renovadas. Sin ir más lejos, esta semana ha estado grabando tres temas con Do Amor, la banda de Caetano Veloso, con la que ayer, y esta noche repetirán, compartió tablas en el Náutico de O Grove. El músico coruñés, que desde 2009 se asentó en Buenos Aires y ha recorrido en este tiempo todo el continente americano, compagina su gira de verano por España con la grabación de su próximo disco. Será el primero sin el amparo de la marca Deluxe y lo pretende lanzar al mercado a principios de 2012. Todavía no lo tiene definido, pero quiere autoeditarlo junto a Esmerarte, la empresa que le hace las labores de mánager desde 2001.

"Con la edad, uno no se queda con un solo estilo", afirma ahora el coruñés

En este sentido, vuelve a sus orígenes, cuando editaba sus trabajos con la discográfica independiente Mushroom Pillow, antes de dar el salto a EMI. "En este tiempo aprendí a vivir más tranquilo, no me apetece volver a la locura de antes", reflexiona. Una mentalidad más reposada que también tiene reflejo en la música que está haciendo, que define como "más personal, de autor, menos estereotipada". Así, explica que se decanta más por el folk y por la música latinoamericana que por el pop-rock anglosajón que definía el estilo de Deluxe.

No obstante, no reniega de sus raíces, aunque en la última entrevista que concedió antes de disolver su anterior proyecto ya se intuía el cambio. Comentó que se sentía más cerca del brasileño Veloso que de los neoyorquinos Interpol -una de las bandas insignes del indie-rock-. Ahora matiza: "En realidad me siento a medio camino, con la edad uno no se queda con un solo estilo".

En cualquier caso, el destino le ha hecho coincidir con Do Amor, la banda de los músicos de Veloso, cuyo nombre daba título a un corte del segundo álbum de Deluxe. De las tres canciones que han grabado juntos esta semana, una -De piedras y arena mojada- es de Xoel López, otra es un corte instrumental creado estos días y la tercera es una improvisación que, antes de meterse en el estudio, cuando se hizo esta entrevista, aún estaba por definir.

No sabe si entrarán en el disco nuevo, si las editará por separado en un EP, si las publicará en internet o si quedarán en nada. "No tengo ni idea, decidiré como siempre, por instinto", señala, y remarca que lo importante de estos intercambios es que "enriquecen".

Ese mismo espíritu de búsqueda trata de volcarlo en los directos. Se ha despojado de su numerosa y potente anterior formación para presentar formatos variados en cada actuación. Para probar diferentes texturas, usa la alineación de rock clásica (batería, bajo, guitarra) matizada por percusiones latinas, recurre solo a su acústica o incluye un chelo.

"No, no estoy muy rockero", confiesa, pero defiende su propuesta para aportar algo distinto a los festivales de verano. Los efectos de la crisis en las contrataciones le afectan, pero ahora se conforma "con mucho menos".

El año próximo, como el disco, verá la luz el documental que recoge el proyecto de La Caravana Americana, una minigira realizada el pasado otoño con 30 artistas americanos. "Como es el fin del mundo, hay que aprovechar para sacarlo todo antes", bromea, en alusión a una profecía maya según la que el mundo se acabará el 21 de diciembre de 2012.