Baltar jura su sexto y último mandato con agradecimientos a la familia
El barón del PP hace una cerrada defensa del papel de las Diputaciones
Se emocionó. Dedicó su éxito a su familia y se le rompió la voz. Aún así, con el discurso entrecortado, el salón de plenos a reventar de asesores, alcaldes y funcionarios y la familia al completo -mujer, hijos, nueras y nietos- en primera fila, José Luis Baltar juró ayer el que pretende que sea su último mandato como presidente de la Diputación de Ourense. Tras recoger el bastón de mando por sexta vez consecutiva, el barón provincial del PP agradeció los apoyos que lo han llevado en volandas, una vez más, a la presidencia de la institución provincial. Pero, sobre todo, agradeció su éxitos a la familia, "ese lugar en donde uno encuentra siempre comprensión, ánimo y cobijo", aseveró ante la mirada atenta de su vástago José Manuel Baltar Blanco, que ya lo ha sucedido en la presidencia del partido y a quien el veterano político espera ceder también durante este mandato la presidencia de la Diputación, consumando un completo traspaso de poderes.
Anuncia que hará "más con menos" para afrontar la época de crisis
El presidente ofrece la institución para "solucionar necesidades"
La estirpe de los Baltar perpetúa el poder omnímodo del PP en la provincia, tejido -según las denuncias, investigadas judicialmente, de la oposición- a través de la utilización de la Diputación durante más de dos décadas como fábrica de empleos que generan votos. Ayer, Baltar realizó la más encendida defensa del papel de esta institución cuya presidencia espera legar en este mandato a su hijo. "Cuando se escuchan algunos debates de escasa consistencia argumental e intelectual sobre el papel de las Diputaciones, yo les digo que las Diputaciones son cada día más necesarias" enfatizó ante el entregado público de fieles que le aplaudió en cerrada ovación su discurso durante varios minutos. Baltar, que lleva 21 años al frente de la Diputación de Ourense, cree que si estas instituciones son necesarias en términos generales, en el caso de provincias como la ourensana - a la cola de España en las estadísticas sobre desarrollo y bienestar- aún lo son más.
El barón del PP de Ourense se refirió a los 91 concellos de la provincia en los que viven poco más de 200.000 personas para dibujar una estructura administrativa y poblacional que "necesita de una Administración próxima, inmediata y ágil". Con su hijo y sucesor atento, desde la primera fila, a su discurso, Baltar cargó contra quienes "frivolizan el debate" sobre el futuro de las Diputaciones por "intereses particulares". De momento, él ofrece la institución a todos los alcaldes, en abrumadora mayoría del PP -tiene 15 diputados frente a ocho del PSOE y dos del BNG- y, en el mismo tono paternal que utiliza en los mítines, se brindó para solventar problemas y necesidades. "Mi deseo es que la Diputación siga siendo ese lugar de referencia" para que los regidores ourensanos hagan ahí "su primera llamada cuando tengan un problema o una necesidad", precisó.
El presidente no obvió la crisis. Pero después de que el presidente del PP de Galicia, Núñez Feijóo, aplaudiera en una entrevista en este diario su plan de austeridad, que tildó de "muy potente", Baltar se comprometió solo a "hacer más con menos", impelido como está a manejar un menor presupuesto. Pero así como advirtió de que a partir de ahora la Diputación "no va a poder llegar a todo", evitó mencionar sin embargo el potente ajuste de personal que lleva semanas anunciando a la dirección gallega de su partido y a la opinión pública. En el que pretende que sea su último mandato -incompleto, para dar paso a su hijo, elegido ya diputado suplente- el barón del PP ourensano prometió la misma "gestión eficiente" que "hemos demostrado que somos capaces de hacer", incluso en el marco de "gran austeridad, de restricciones presupuestarias, de recortes, de limitaciones inversoras". Ni una alusión a la reducción de la plantilla que ayer, entre la multitud que abarrotaba el salón de sesiones, metía la nariz para asistir a un acto que el veterano político no tiene intención de repetir.
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