Caperucita abre el castillo de Valentino

"Pero, Natalia, ¿es que no sabías que había que venir de blanco y plata?", le preguntaba con una falsa sorpresa Mario Testino a la modelo Natalia Vodianova, vestida de color escarlata. Era, obviamente, una entrada que el fotógrafo tenía preparada. Todo el mundo sabía que Natalia, la estrella de la noche, acudiría vestida de Caperucita Roja a la gala que la rusa organizaba en el castillo de Valentino a las afueras de París. Una larga trenza y una tiara de perlas completaban su principesco atuendo.

La fantasía de los cuentos era el tema del baile que cerraba de forma no oficial la semana de la moda de la alta costura. Bautizado como The White Tale Love Ball, congregó a 450 invitados para recaudar fondos para la fundación de Vodianova. Además de los 1.500 euros que costaba sentarse en una de las mesas cubiertas de falsa escarcha, el dinero se obtenía a través de una subasta: Vodianova ha convencido a 45 diseñadores y marcas para que creen un vestido único inspirado en los cuentos infantiles.

Carine Roitfeld, exdirectora de la edición francesa de Vogue, lució uno de los diseños de la última colección de Riccardo Tisci para Givenchy, mostrada horas antes. Anne Hathaway, que presentó el evento con un exquisito Valentino vintage, fue otra de las que le sacó buen partido a la premisa.

El desfile, en el que participaron modelos como Stella Tennant, Karlie Kloss o Mariacarla Boscono, fue el mejor momento de la velada. Lo cerró la propia Natalia con el diseño inspirado en Caperucita, obra de Valentino Garavani. Durante la cena de salmón y caviar, servida por Caviar Kaspia, se pujó en silencio por los vestidos. El que más dinero obtuvo, por supuesto, fue el traje de Garavani: 110.000 euros.