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Reportaje:

Atar en corto a las materias primas

Los países del G-20 pondrán en marcha medidas para vigilar los mercados

Los precios de los cereales en los principales mercados de futuros internacionales han experimentado una importante caída en las últimas semanas, con recortes que en el caso del trigo fueron de 240 a 90 euros por tonelada y en el de la cebada, de 220 a 180 euros. En una misma jornada, los valores pueden oscilar cerca de un 10%. Estos fuertes recortes y las grandes fluctuaciones se han producido sin que se hubieran registrado cambios ni en las previsiones de cosecha ni en las posiciones exportadoras de algunos países ni en la evolución esperada de la demanda.

Los operadores achacan este comportamiento de los mercados solo a las acciones especulativas de grupos inversores que simplemente aprovechan la ocasión para deshacer posiciones en un momento de precios muy altos. Recogen beneficios para volver a entrar en los mismos mercados con precios más bajos a continuación. Esta gran volatilidad por los movimientos especulativos y la dependencia de las materias primas básicas para el consumo animal han constituido unas de las principales preocupaciones de las organizaciones agrarias, los organismos internacionales y los Gobiernos, ya sea de países industrializados o en vías de desarrollo, pues en los últimos años han sido espectadores de varias crisis alimentarias.

El objetivo es frenar la especulación y la fuerte volatilidad de las cotizaciones

A iniciativa principalmente de la Administración francesa, los países que forman parte del G-20 se han volcado en debatir sobre este problema en los últimos meses.En su última reunión, los ministros de Agricultura de los primeros países del mundo adoptaron un Plan de Acción encaminado a incrementar la producción agraria internacional, reforzar la información y la transparencia de los mercados, lograr una mayor coordinación de la política mundial para prevenir crisis alimentarias, mejorar los mecanismos para gestionarlas cuando se produzcan y, finalmente, conseguir una mejor regulación de los mercados de futuros en que cotizan las materias primas.

Los mecanismos para la puesta en marcha de estos objetivos se pondrán en marcha el próximo otoño, si se cumplen los plazos previstos, en medio del optimismo de las Administraciones y los recelos de los agricultores.

Josep Puxeu, secretario de Estado de Medio Rural, considera que se trata de un buen punto de partida para controlar los precios de los alimentos básicos. A estos compromisos políticos deberían sumarse otros países, opina. Y también considera que los mecanismos de control que se han establecido sobre el maíz, la soja, el trigo o el arroz deberían incorporarse a otros cereales y oleaginosas.

La Administración agraria valora el plan del G-20 como un avance en la sensibilización mundial respecto a la importancia de las materias primas, si bien admite que se trata de un proceso lento. Puxeu explica que esa mayor sensibilidad ha tenido ya reflejo en el proyecto comunitario que recogen las perspectivas financieras para 2014-2020, donde Bruselas mantiene su apuesta por apoyar en el futuro la Política Agrícola Común para garantizar una alimentación abundante y segura en Europa.

Por el contrario, José Murillo, responsable de Infomarket, considera que conseguir ese control sobre los mercados de materias primas se antoja como un intento de poner puertas al campo. Tiene escasas posibilidades de éxito ante los fuertes intereses que confluyen en el sector. De ahí que Murillo recuerde el fracaso de iniciativas similares en otros sectores de materias primas.

El plan de acción acordado en el G-20 pretende ser una estrategia integral para el mundo de las materias primas alimentarias, desde los productores a los mercados. Los países miembros estiman que para 2050 la población mundial contará con 9.000 millones de habitantes y que las producciones agrícolas se deben incrementar una media del 70% en el mundo industrializado y del ciento por ciento en los países en vías de desarrollo.

Para ello, se considera inaplazable una apuesta de todos los países por la innovación y la investigación cuyo objetivo es aumentar la productividad, fijar población en el medio rural y apoyar la actividad de jóvenes y mujeres con un uso adecuado del agua y el respeto del medio ambiente.

A partir de ese aumento de la producción, el objetivo del plan se centra en disponer de mecanismos para que haya una correcta gestión de los mercados, en defensa de productores y consumidores. Se les pedirá más transparencia, lo que quiere decir mayor y mejor información a fin de evitar en lo posible la volatilidad de los precios, que perjudica muy especialmente a los países pobres.

El plan aboga igualmente por la existencia de redes de seguridad, sistemas de gestión de riesgos o reservas alimentarias que impidan o limiten situaciones de crisis como las vividas desde 2008.

Seis iniciativas para el futuro

Dentro de la filosofía y las grandes líneas que conforma el Plan de Acción del G-20 figuran las siguientes:

- Mejora del trigo duro. En coordinación con diferentes organismos internacionales, los países miembros pondrán en marcha un plan de investigación para la mejora de la calidad del trigo. Será a través de un Comité de Coordinación Internacional que se constituirá el próximo otoño. Los resultados de sus trabajos se pondrán en conocimiento de los productores.

- Sistema de información de mercados. En el seno de la FAO se prevé la constitución del Sistema de Información de los Mercados Agrícolas (Sima) para lograr un conocimiento fiable sobre la situación de los mismos. Los trabajos del Sima pretenden reforzar la transparencia, reducir la incertidumbre y reestablecer la confianza sobre los mercados.

- Control de cosechas. Para mejorar la actual información sobre previsiones de cosechas y el sistema de recogida de datos, se impulsará el uso de un sistema de teledetección vía satélite que permita conocer el estado de las cosechas y su seguimiento continuo para así frenar las posiciones especulativas.

- Forum de información rápida. En el marco del Sima se promoverá un sistema de información rápida y fiable para responder con datos objetivos ante situaciones de crisis.

- Gestión de riesgos. La intención es poner en marcha mecanismos para la gestión de los riesgos agrícolas que propicien la seguridad alimentaria para evitar crisis agrarias y que estas afecten negativamente a los países más vulnerables debido a la volatilidad de los precios.

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