Colapso en la NBA
Los clubes decretan el cierre patronal por falta de acuerdo en el convenio con los jugadores y el comisionado Stern ve tantas diferencias como en 1998-99, cuando no se jugó hasta enero
Los esfuerzos a la desesperada, con una reunión en Nueva York entre los representantes de los clubes y los de los jugadores que duró tres horas, no fructificaron y, por tanto, se consumó el cierre patronal de la NBA, lo que equivale a la suspensión de cualquier tipo de actividad relacionada con la mejor Liga de baloncesto. Los jugadores no podrán entrenarse en las instalaciones de los clubes ni se podrán negociar contratos. Ningún movimiento podrá llevarse a cabo.
Todo hace prever que la competición, que debería empezar a finales de octubre, se verá seriamente afectada como ya sucedió en la temporada 1998-1999. En aquella ocasión, cada equipo dejó de disputar 32 de los 82 partidos de los que consta la fase regular. La situación es ahora incluso más incierta, puesto que ambas partes han sido incapaces de llegar a un acuerdo a pesar de que las negociaciones se han prolongado durante más de un año. "Las posturas no están más cerca de lo que lo estaban en 1998", sentenció David Stern, el comisionado de la NBA, tras la reunión mantenida en un hotel de Manhattan.
Los dueños de los equipos alegan que pierden 206 millones por temporada
Los baloncestistas ofrecieron reducir su masa salarial en 344 millones en cinco años
Los propietarios de los clubes alegan que sus pérdidas acumuladas ascienden a unos 300 millones de dólares (uno 206 millones de euros) por temporada y que 22 de los 30 que forman la competición están en números rojos. Para sanear su situación financiera, los clubes desean establecer un nuevo límite salarial e igualar el reparto de los ingresos anuales. De acuerdo con el convenio colectivo que acaba de expirar, los jugadores percibían un 57% de los ingresos de los clubes, que desean rebajar ese porcentaje al 50%.
Los jugadores habían ofrecido reducir su masa salarial en 500 millones de dólares (unos 344 millones de euros) a lo largo de los cinco próximos años. Stern dijo que su propuesta era insuficiente. La NBA también desea rebajar el tope salarial de cada club, que hasta ahora era de 58 millones de dólares (unos 40 millones de euros) para dejarlo en 45 millones de dólares (unos 31 millones de euros).
Por su parte, los jugadores desean incluir en el convenio el reparto de beneficios entre los clubes. Su objetivo es que estos no puedan alegar pérdidas cuando algunos de ellos están ingresando cifras astronómicas, caso de los que disfrutan de grandes mercados, como los Lakers en Los Ángeles, los Knicks en Nueva York, los Celtics en Boston o los Bulls en Chicago. En cambio, los ingresos y el impacto de otras muchas franquicias es mucho más reducido, en consonancia con la menor población de las ciudades donde están radicadas y su inferior impacto mediático.
"No estoy asustado. Estoy resignado ante el eventual daño que el cierre producirá en nuestra Liga", manifestó Stern.
La NBA es la segunda de las cuatro grandes Ligas del deporte profesional en Estados Unidos que decreta el cierre patronal, ya que la NFL, la Liga de fútbol americano, se encuentra en la misma situación desde hace cuatro meses.
Billy Hunter, cabeza visible del sindicato que preside Derek Fisher, jugador de los Lakers, manifestó: "Hemos realizado una nueva propuesta, pero no ha sido suficiente para mantener a ambas partes en la mesa de negociaciones". Hunter añadió que las partes planean reunirse nuevamente dentro de dos o tres semanas.
La encrucijada de las estrellas
¿Qué sucederá ahora con los baloncestistas, con las estrellas de la NBA? ¿Qué pueden hacer para no permanecer parados durante meses o quién sabe si más de medio año?
La casuística puede ser muy variada y, por la falta de precedentes cercanos, también imprevisible. En la prensa de Estados Unidos ya se ha publicado que alguna poderosa agencia de jugadores planeaba una serie de partidos amistosos en China. El agente de Ron Artest desmintió que el de los Lakers fuera a jugar en Finlandia tal y como se había especulado.
Al quedar suspendida toda actividad, los jugadores podrían fichar por clubes europeos. Pero eso es solo una teoría. Muchas franquicias consideran que no es posible, al menos en el caso de aquellos con contrato en vigor para la próxima temporada. En definitiva, el problema es que, dados los elevados salarios que tienen, el seguro, de producirse una lesión, puede suponer un serio inconveniente.
Más factibles pueden ser los movimientos de los jugadores que son agentes libres y que, por tanto, pueden fichar libremente por un equipo, sin restricciones. En el caso de los españoles, Marc Gasol es agente libre, pero restringido. Los Grizzlies de Memphis ya han hecho saber su intención de ejercer su derecho a presentarle una nueva oferta o bien a igualar la posible mejor propuesta que reciba para fichar por otro club de la NBA.
El cierre patronal abre una nueva situación de consecuencias imprevisibles.
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