Un Diego Rivera casi desconocido
Málaga acoge la primera muestra en Europa de la obra cubista del mexicano
A Diego Rivera (1886-1957) le precede su fama como gran muralista y como pareja de la también artista Frida Kahlo, su tercera esposa. Corría la década de los años veinte del pasado siglo cuando Rivera, imbuido por su provocativo activismo político, se centró de lleno en eso que el Gobierno mexicano vino a llamar Renacimiento Muralista con el objetivo de llevar el arte a las masas. Rivera, junto a otros artistas, pintó sobre las paredes de edificios públicos de todo el país. Sus obras crearon una nueva iconografía que representaba complejos temas sociales, políticos, religiosos y una perspectiva global prehispánica.
Pero hay una etapa anterior en la carrera artística del pintor muy poco conocida, ensombrecida por el prolífico muralista, por su activismo político y por su vida amorosa junto a Kahlo.
Esa faceta es la que rescata Diego Rivera, cubista. De la Academia a la Vanguardia. 1907-1921, muestra que reúne hasta el próximo 28 de agosto en el Museo del Patrimonio de Málaga una treintena de obras, algunas nunca antes expuestas, del periodo cubista del pintor mexicano.
"Son obras de un periodo poco conocido pero muy fructífero de uno de los pintores americanos más importantes del siglo XX. Algunas de ellas son inéditas, bien porque nunca se habían expuesto al público o bien porque nunca habían formado parte de una exposición en Europa", explicó ayer Felipe Faraguna, responsable de la Obra Social de la Fundación Unicaja, organizadora de la exposición.
Costa cantábrica (1908), Lekeitio (1908), Viejo molino cerca de Brujas (1909), Montserrat (1911), Techos de París (1914) o Retrato de Jacques Lipchitz (1916) son algunas de estas piezas inéditas, la mayoría procedentes de colecciones privadas. A ellas se suma Retrato de M. O. Voloshin (1916), propiedad de un museo ucranio y de cuya existencia no se tenía conocimiento antes de preparar esta muestra.
"Esta exposición es un proyecto académicamente ambicioso. Es una muestra inédita en la Historia del Arte, ya que es la primera vez que se analizan los motivos que llevaron a Rivera al cubismo y a su evolución posterior y tránsito por otras vanguardias", resaltó el mexicano Luis Martín Lozano, uno de los comisarios.
"El contacto de Rivera con el cubismo se produce en España, donde viajó en 1907 para conocer la obra de Goya, El Greco o Zuloaga. Él abraza el cubismo por su experiencia española y desde el estudio de los grandes pintores. En esos años se muestra muy prolífico, creando en torno a 250 obras. Luego, sobre 1915, cuando este movimiento pierde su carácter revulsivo y tiende al mercantilismo, Rivera comienza a cuestionarlo y a transitar por otras vanguardias, paso previo a su conversión en un gran muralista", explicó Martín Lozano.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.