Papanatas
Está por demostrar que la fe mueva montañas pero queda clara su capacidad para movilizar legiones por la ruta del cielo o los despeñaderos del infierno. Ese millón de jóvenes peregrinos que según las previsiones se desplazarán a Madrid en plena canícula para encontrarse con su Papa superarán en número, aunque tal vez no en fervor, a los asistentes a cualquier macroconcierto veraniego. "Sylvie y más de un millón de jóvenes ya tienen plan para agosto", rezan los carteles promocionales del católico y apostólico, del mágico y misterioso, tour pontifical. El Gobierno de este Estado aconfesional, que se confiesa y cumple con todas las penitencias económicas que le impone la Iglesia para hacerse perdonar su laicidad, ha calificado el acto como acontecimiento de excepcional interés público y la Concejalía de Economía y Turismo del Ayuntamiento ha señalado que el evento aportará dinero a la ciudad. ¿Quién hace de piedras pan sin ser el dios verdadero...? El dinero, decía el católico Quevedo, y en agosto la santa alianza entre la fe y el capital sacará dinero de las piedras y multiplicará los panes de los bocadillos y las latas de atún para dar de comer a la nutrida y entusiasta tropa. Unos 210 euros pagarán los improbables peregrinos de Catar, enclavados en el grupo A con los estadounidenses, italianos o españoles, por alojamiento, inscripción y comida. Los no menos improbables peregrinos saudíes, integrados, Dios sabrá por qué, en el grupo B accederán al mismo paquete por solo 163 y los del tercer grupo, angoleños, afganos, macedonios o paraguayos solo tendrán que apoquinar 122 para fundirse bajo el sol canicular en un abrazo virtual con el vicario de Dios en la Tierra, su santidad Benedicto XVI, menos mediático y viajero que su santificable predecesor, pero con más glamour.
Un millón de jóvenes asistirán al espectáculo de un artista que ni baila ni canta
El costo del evento, 50 millones de euros, no se compagina con el estilo de Jesús, denuncian los integrantes del Foro de Curas, 120 sacerdotes de las parroquias más pobres de Madrid. "Algunos curas quieren estar a las duras y a las maduras", cantaba Chicho Sánchez Ferlosio, Quevedo redivivo del siglo XX. Estos curas aguafiestas son la cruz de una Iglesia que suele hacer campaña con otra cruz, la de la declaración de la renta. Católicos, ateos, budistas, musulmanes o evangelistas aportarán su óbolo para que la visita papal sea un éxito, "para que los jóvenes puedan vivir la experiencia del amor de Jesús por cada uno de nosotros" por un módico precio. El Foro de Curas exige a Rouco Varela más humildad en la visita papal y humildemente la Iglesia española ha solicitado la colaboración de las grandes empresas del país para recaudar fondos a través de una fundación, Madrid Vivo. Dios y el César se repartirán los beneficios, espirituales, inmateriales y promocionales del sacro evento. "La foto del Ibex", rezaba, de eso se trata, de rezar, el pie que ilustraba la entrevista de Rou-co con los magnates en la revista Vida Nueva. La Iglesia católica sigue pactando continuas ampliaciones de ese ojo de aguja por el que los ricos deben acceder al reino de los cielos, ahora ya pueden pasar con sus ferraris y sus mercedes. "¿Cuáles son los valores y la espiritualidad que están promocionando esas empresas?", se preguntan los curas del Foro, pero el cardenal Rouco no tiene ni tiempo, ni ganas, ni argumentos para responderles. Entre los paganos condenados al purgatorio de la agostidad madrileña están los conductores jubilados del Metro, bedeles conserjes de institutos, sanitarios del SAMUR y policías que verán sus vacaciones estivales en el limbo sin recibir ni siquiera las indulgencias que tan generosamente repartían antes los obispos de Roma.
Con larga y acrisolada experiencia en la venta de intangibles como la vida eterna, la Iglesia romana, desconfíe de las imitaciones, sigue teniendo gran poder de convocatoria. Un millón de jóvenes asistirán a un espectáculo protagonizado por un artista que ni baila, ni canta, apenas salmodia, en el marco de una escenografía obsoleta pese a los esfuerzos renovadores de aquellos empresarios del Gürtel que tan bien organizaron la lucrativa visita de Valencia. Madrid bien vale una misa. De Madrid al cielo por 210 euros con gorra y pegatina de regalo. "El Evangelio está reñido con la ostentación, la arrogancia, la riqueza y el poder", recuerdan los curas aforados mientras la jerarquía eclesial reparte la comunión con ruedas de molino y predica paparruchas elaboradas con las más modernas técnicas de marketing.
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