De alumna a profesora en un año

- Parece que la profesora no llega...

- Vendrá en un ratito.

Quien responde se sienta a continuación en la mesa más grande de la sala, con la pizarra a un lado. Es el sitio del profesor. La joven de 22 años Nereida Bueno ha vivido alguna situación de confusión al inicio de curso. Los alumnos que estudian Psicología o Criminología en la Universidad Camilo José Cela de Madrid no se pueden imaginar que alguien con un par de años más que ellos les vaya a dar clase. "Yo soy como ellos, simplemente he leído cinco libros más", reconoce la chica en una de las aulas de la facultad.

Afuera los jóvenes celebran en el césped el día de la universidad. Minutos antes, al paso de Nereida Bueno, coreaban su nombre. "Eso que has visto no es lo habitual", aclara. A pesar de tener prácticamente la misma edad y los mismos intereses por la psicología y la criminología, la línea que separa a los alumnos de la joven docente está bien delimitada. Y si no, ella se encarga de imponer la distancia debida: "Me volví demasiado estricta, con demasiada disciplina para que me atendieran, y al final tuve que dedicar una clase a analizar con ellos el problema". Ahora, la edad es más una ventaja que un hándicap ya que, según Bueno, le permite tener más cercanía y confianza con los estudiantes.

Nunca ha suspendido un examen ni sacado menos de un siete

No le gustaría ser superdotada porque todos pensarían que es más fácil para ella

Se inspiró en 'Batman' y en 'El Silencio de los Corderos' para elegir estudios

Su currículum vitae tiene cinco páginas y 80 apartados de cursos completados

Con sus compañeros, los profesores, la situación es diferente. La relación es más sencilla. "Ellos me conocen, hace meses me estaban dando clase. Me he sentido totalmente integrada", afirma Bueno. Fueron ellos los que la eligieron para dar clase. Todo empezó con una sustitución de la titular de Psicología de la Memoria, asignatura del grado de Psicología. Todavía era alumna en la Camilo José Cela en la doble licenciatura Psicología-Criminología, y ya impartió un par de clases a estudiantes de primer curso.

Si el año pasado estaba dando un repaso a los exámenes finales, ahora está cerrando las actas y pensando en el test que pondrá en julio a los que hayan suspendido su materia. Fue terminar los estudios y que la universidad le ofreciese dar clase en el grado de Psicología, en la misma asignatura en la que cubrió la baja, y en el de Criminología. En este último, imparte Procesos Psicológicos Básicos.

La docencia no le impide continuar con su formación. "Nunca voy a parar. El conocimiento cambia y hay que adaptarse", apunta Bueno, que se define como "la eterna estudiante". Tiene a medias el doctorado en el que combina tres de sus aficiones: psicología, criminología y los monos. La venganza en primates no humanos es su tema. Intenta averiguar si los simios son capaces de tener tal sentimiento (proceso psicológico), tan común en crímenes y delitos.

De la dedicación que Nereida Bueno pone en los tres temas, nadie podría deducir que los eligió inspirándose en cómics y libros. Se quedó fascinada de la venganza y decidió estudiarla después de leer el primer número de Batman (Bob Kane, 1940), en el que Bruce Wayne decide vengar la muerte de sus padres y termina convirtiéndose en el superhéroe. Para elegir Psicología y Criminología se inspiró en la protagonista de El silencio de los corderos (Thomas Harris, 1988).

Las dos carreras las terminó con una media superior al nueve. Eso le permitió disfrutar de la beca de excelencia de la Comunidad de Madrid durante tres años. Profesora universitaria, tan joven y con esas notas: ¿Empollona o enchufada? "Hombre, yo no me definiría como empollona, sino que me encanta aprender. Ellos son los que me han contratado y los que me han enseñado, saben lo que sé", contesta sin despeinarse.

Su afán de estudio y esta respuesta lo corroboran pocos minutos después, cuando explica a qué dedica parte de su tiempo de ocio. Duerme poco y muchas veces pasa horas en Internet investigando sobre cualquier cosa. "La higiene dental en los caballos. ¿Quién sabe si acabo trabajando en un zoo con primates y hay un caballo?", relata la joven. Normal que con tanto interés por el aprendizaje tenga el currículum vitae lleno de cursos, congresos, becas, charlas y varios reconocimientos. Un total de cinco páginas y más de 80 apartados que resumen una vida estudiantil y profesional (recién empezada) entre libros.

Nunca ha suspendido un examen y nunca ha sacado menos de un siete. No sabe si es superdotada, pero sí que sacó una puntuación más alta que la media cuando le hicieron un test en su colegio de Badajoz, donde nació. "Ojalá no lo sea porque la gente pensaría que todo habría sido fácil para mí. Y me ha costado mucho esfuerzo".