De repente, Tomic

El australiano Tony Roche, un viejo zorro, habló con su compatriota Bernard Tomic antes del partido. El técnico, antiguo entrenador de Roger Federer, hoy en el banquillo de Lleyton Hewitt, no le dijo nada de que podía ser el primer tenista de 18 años en octavos de Wimbledon en los últimos 21 años. Tampoco le contó que Robin Soderling, el número cinco, tenía problemas estomacales, uno de tantos en el vestuario, donde cunde el rumor de que hay un virus en la pasta del restaurante. Y, finalmente, se limitó a darle un par de consejos tácticos, fiándose del increíble instinto estratégico de Tomic, que no da dos golpes seguidos y que se merendó luego 6-1, 6-4 y 7-5 al sueco.

"Miraba al marcador para asegurarme de que estaba bien", se reía luego Tomic, empapado su pelo de erizo, rapidísima la sonrisa, extasiado como estaba tras vencer a los rusos Davydenko y Andreev, y al sueco. "No pensé que fuera a jugar así, relajado, sin pensar en que pudiera ganar. No me puedo creer que esté en la segunda semana".

Hace unos días, en Roehampton, Tomic, el número 158, estuvo a punto de despedirse en primera ronda del torneo clasificatorio: marchaba 4-4 y 15-40 en el parcial definitivo. El australiano, sin embargo, es un tenista de grandes escenarios ("Me gusta pensar eso", dijo) y una vez superado ese reto encontró en Wimbledon al mejor aliado. La hierba favorece su tenis creativo. Sus golpes cortados, que inclinaban una y otra vez al gigantesco Soderling (1,93m), son una delicia. Su saque, repleto de cambios de ritmo, puede ser una maza. El chico lo tiene todo para estar en cuartos, ronda de la que le separa el experimentado Xavier Malisse, que se deshizo del austriaco Melzer por 7-6, 6-3 y 6-0. Como dijo el belga: "Tomic no tiene miedo".

Tercera ronda. Hombres. N. Djokovic (Ser.)-M. Baghdatis (Chi.), 6-4, 4-6, 6-3 y 6-4. M. Youzhny (Rus.)-N. Almagro, 3-6, 6-3, 7-6 y 6-3. Mujeres. C. Wozniacki (Din)-J. Gajdosova (Aust.), 6-3 y 6-2. S. Williams (EEUU)-M. Kirilenko (Rus.), 6-3 y 6-2.