Jyotirmoy Dey, un sabueso de los bajos fondos indios
El periodista fue asesinado cuando investigaba a las mafias de Bombay
A plena luz del día, junto a un mercado abarrotado y mientras se dirigía en escúter a su casa, al norte de la ciudad: así encontró el veterano reportero indio Jyotirmoy Dey la muerte a los 56 años, el pasado 11 de junio. Cuatro hombres en moto se aproximaron por detrás y le arrebataron la vida a balazos. Sus 22 años de profesión habían terminado por convertirle en un experto conocedor del mundo del hampa, y finalmente en su objetivo. Un crimen que, según la policía, podría estar relacionado con una mafia del petróleo, sobre la que el periodista había escrito repetidas veces: un negocio ilegal que mueve más de 1.300 millones de euros, consistente en mezclar gasolina con queroseno robado y revender a un precio más bajo el producto resultante. Dey descubrió vínculos entre los delincuentes y algunos políticos locales.
Dos días después de su fallecimiento, varios cientos de compañeros marcharon en protesta por las calles de la ciudad. Al menos 125 periodistas han sido amenazados o asaltados en el Estado de Maharastra -cuya capital es Bombay- a lo largo de los últimos años, según la Asociación de la Prensa de Bombay; 1.700 víctimas desde 1991 y ni una sola condena de prisión.
Dey, nacido en Bombay en 1955 y especializado en los oscuros vericuetos del mundo del hampa, sus intricadas jerarquías y círculos de poder, escribía para el diario indio Mid Day, y antes lo había hecho para cabeceras como The Indian Express y el Hindustan Times. Publicó, además, dos libros: Zero dial, sobre los informadores de la policía, y Khallas, sobre la cultura de bandas de Bombay. Quienes le conocieron destacan su tenacidad -podía estar meses trabajando en una historia-, su carácter reservado -hasta el punto de sentarse alejado de sus compañeros-, pero también su amabilidad y sentido del humor.
Si la profesión periodística ganó un profesional encomiable, comprometido con su trabajo y sus fuentes hasta el punto de pasar su tiempo libre con ellas, escuchando (y recordando) sus historias, el mundo de la halterofilia quizá perdió a un ídolo nacional. Alto y fuerte, Jyoti, como le conocían sus amigos, practicó con éxito este deporte en la Universidad, pero se decantó por el periodismo y en 1996 se unió a la plantilla del Indian Express, especializándose en el mundo del crimen. Su vida privada fue siempre un absoluto misterio, y pocos supieron nunca dónde vivía, dónde hacía ejercicio o si tenía familia en la ciudad.
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