Cuesta arriba para el Lugo
El equipo de Setién deberá remontar un gol del Alcoyano para ascender a Segunda
Tendrá que remontar en su feudo el Lugo para culminar el ascenso de categoría. Ayer cayó (1-0) en el vetusto Collao ante el Alcoyano, rival esforzado, pero sin un excedente de talento; inferior. Recibió un gol el equipo que dirige Quique Setién tras un error del meta Escalona, el mismo que le salvó en la anterior eliminatoria ante el Alavés. Con todo, solo una estación final, a la que espera llegar el próximo domingo, le separa de Segunda División. El técnico cántabro recuerda al equipo en esa categoría. Vino a jugar con el Racing al Ángel Carro como líder de la categoría y se encontró que una fenomenal nevada había ocultado el césped. "Cabo
[entonces y ahora utillero del club] pintó el balón de naranja y nos ganaron tres a cero", detalla Setién.
"El día 5 de cada mes el dinero está en la cuenta", comenta el técnico
La Gimnástica Lucense militó tres temporadas en la categoría
Aquella tarde del último día de febrero de 1993 debutaron dos futbolistas con pasaporte holandés, Junas Naciri, centrocampista de origen marroquí, y Brian Grampon, un pequeño surinamés que galopó sobre la nieve para marcar el primer gol y del que Quique todavía no se ha olvidado. Al final de la temporada el Racing subió a Primera y el Lugo, que solo había estado cuatro jornadas fuera de los puestos de descenso, regresó a Segunda B, donde su presencia se ha convertido en un clásico interrumpido las tres temporadas, entre 2003 y 2006, que buceó en Tercera División.
Ahora arde Lugo, que acaricia la posibilidad de competir a partir de agosto en la misma categoría que Deportivo y Celta, hito conjunto que jamás alcanzó en una historia iniciada en 1953, cuando tomó el relevo del Polvorín y de la Gimnástica Lucense (que militó tres temporadas en Segunda cuando esta categoría estaba conformada por dos grupos). "Da pena que los dos grandes equipos gallegos no estén en Primera, pero para nosotros es un aliciente poder jugar contra ellos", anticipa Manu, criado en la cantera del Ourense, ahora capitán del Lugo tras cuatro temporadas en el equipo. Ese tránsito de apenas 90 kilómetros sirve para explicar cómo en la coherencia está la base del triunfo. "En Ourense se empezaron a volver locos, en Lugo saben hasta dónde pueden llegar y tienen los pies en el suelo".
El fútbol en Segunda B es un pozo en el que muchos quisieron replicar una grandeza que no se corresponde con los recursos que genera la categoría, sueldos y presupuestos irreales, técnicos y futbolistas engañados. "En muchas ocasiones la culpa es de los propios profesionales, que nos deslumbramos por ese tipo de propuestas que intuimos que luego van a ser difíciles de cumplir y despreciamos otras inferiores pero más serias", reconoce Rubén Arroyo, forjado en la cantera del Real Madrid, donde alternó con tipos como Diego López, Arbeloa o Soldado, que ahora conocen la cara amable del fútbol.
Arroyo, un incisivo interior zurdo, pasó por Universidad de Las Palmas y Fuenlabrada antes de recalar en Lugo, "un club serio". "No te ofrecen el oro y el moro sino lo que saben que te pueden pagar. En tres años no ha habido ni un solo retraso", explica. "Al final lo normal se convierte en extraordinario", reflexiona Gorka Azkorra, el máximo goleador del equipo, que tras salir de Lezama y pasar por Huelva, Albacete, Numancia y Salamanca dio un paso atrás para bajar a Segunda B en un destino en el que no se manejan grandes presupuestos. "Pero cada vez valoras más a la hora de tomar una decisión la seriedad que los cantos de sirena".
Lo cierto es que Carlos Mouriz no semeja una sirena, pero sí un hombre orquesta. Nominalmente es director deportivo del club, pero atiende a todos los palos de la baraja. Ex jugador del club, suya fue la idea de ofrecerle hace dos veranos el puesto de entrenador a Quique Setién. Con él llegó una identidad y un plan: respeta la pelota, la hace circular y, además, gana. Internacional, referencia para muchos, Quique sabe dónde está. "Tenemos un presupuesto y no nos movemos de ahí. Aquí han dejado de venir jugadores que interesaban por querer cobrar 3.000 euros más en su ficha anual", detalla. Cuando Mouriz le ofreció mudarse a Lugo aceptó sin regateos. "Yo ya sabía cómo era el equipo. El 5 de cada mes el dinero está en la cuenta. Y eso en el fútbol se valora cada vez más". Y ya solo se preocupó por tejer un equipo. "Hay que jugar y el entrenador tiene que ofrecer herramientas, porque además el jugador se siente cómodo. Lo que ocurre es que está acostumbrado a otra cosa".
Ajedrecista de nivel, Quique esperaba disputar este año el campeonato gallego, pero el tiempo se le pasó pensando en qué hacer sobre el tablero verde. "En el ajedrez, si tienes las piezas desperdigadas eres más vulnerable. En el fútbol también hay que mantener un orden pero no coartar la libertad, y tener en cuenta que quien tiene el balón tiene un problema y son los demás los que tienen que darle soluciones". El próximo domingo, a las siete, deberán buscarlas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.