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Reportaje:

"Todos amamos el fútbol con la misma idea, el toque"

Se llevan apenas dos años y pico, pero la lógica del fútbol no se rige por el DNI, sino por la experiencia acumulada. Por eso Javi Martínez (Ayegui, Navarra; septiembre de 1988), el viejo, actúa de capitán, de matador, y Thiago Alcántara (Bari, Italia; abril de 1991), de sobresaliente. El primero ya es campeón del mundo con la selección absoluta, en Sudáfrica 2010, y el segundo aspira a serlo. Incluso ha afirmado que quiere triunfar no solo en el Barça, su club, sino en el mundo del fútbol, así en general. A Javi Martínez, como a Juan Mata, teóricamente, le toca ser el eslabón que engancha a la selección sub 21, la de las promesas, como la denominan en Francia, con la absoluta.

Javi Martínez: "Cuando piso el área, se me baja la persiana, sobre todo en los partidos"
Thiago: "En mi posición, lo veo todo. Y detrás a Javi, vital en la recuperación"
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Javi Martínez. Pero yo no soy de dar consejos. Yo soy de animar, pero no solo aquí, sino también en el Athletic. Es mi forma de ser, esté donde esté. Además, estos ya vienen aprendidos. Ya saben lo que tienen que hacer y las indicaciones las da el seleccionador.

Thiago. Nosotros venimos comidos de casa.

El espíritu socarrón del centrocampista del Barça aflora en cada momento. Frente al diálogo directo de Javi Martínez, Thiago saca al mismo tiempo sus esencias gallegas y brasileñas en un cóctel que se parece a su fútbol: solo hay lugar para la alegría.

T. Para mí, es un privilegio jugar al lado de este campeón del mundo. Yo me fijo en todo, me fijo hasta demasiado. Me fijo en su carácter, lo que lleva consigo ser campeón del mundo. Tanto a Juan [Mata] como a Javi no se les nota el título. En ningún momento se les ve crecidos. Al contrario, si hay que dar el callo, son los primeros; si hay que animar, también son los primeros. Eso hay que valorarlo como corresponde.

J. M. Lo importante es que quien transmite es el míster y nosotros hacemos lo que él ordena, no lo que pensamos Mata o yo porque hayamos ganado un Mundial. A nosotros, a todos, nos toca plasmarlo en el campo.

Lo curioso del caso es que la voz de la experiencia, el rojiblanco, es quien juega de manera distinta a la de su club, y Thiago ya viene con la lección aprendida del Barça, una de las referencias de este estilo de juego de la selección

T. A mí, el lugar que ocupo aquí en el campo es una posición que me gusta mucho porque tengo más visión de todo y, además, sabes que tienes por detrás a una persona que es vital para este equipo, como es Javi, que es muy importante en la recuperación del balón y la salida de la pelota. Para mí, Javi es el jugador más fundamental del equipo.

J. M. Es verdad que aquí jugamos con más control del balón, con más salida, que lo que me toca en mi club, y eso, en un principio, podría crear problemas porque no estamos muy acostumbrados, pero llevamos mucho tiempo, tanto en la absoluta como en la sub 21, jugando así y ya te acostumbras. Y ese cambio que podría ser difícil se hace fácil y al revés. No solo yo, sino todos acatamos muy bien esta forma de jugar.

T. Tú siempre sabes que puedes dar el balón a Javi. Todos somos amantes del fútbol y todos tenemos una misma idea, que es esta forma de jugar al toque para conseguir nuestro objetivo, el título.

En la clasificación de los ¡oooh! en Dinamarca, Thiago gana por goleada. Sus exhibiciones técnicas han sido veneradas en el Europeo sub 21 por un público entregado a su juego malabar. Sin embargo, hay quienes piensan que en muchos momentos del partido va sobrado.

J. M. Sobre todo, cuando le da de exterior... [risas] Pero supongo que lo dicen porque es muy bueno. Cuando veo que la va a dar con el exterior, tiemblo.

T. El problema es que no tengo pierna izquierda. Cuando nací, me prohibieron darle con la izquierda y entonces le tengo que dar con el exterior y a veces pasa lo que pasa.

J. M. Contra Inglaterra se te fue una con el exterior que...

T. Bueno, fueron un par, pero ya te digo que eso ocurre porque tengo prohibido darle con la izquierda. Mi forma de jugar, no obstante, no es de ir sobrado. Es algo innato, en ningún momento para despreciar a un rival ni para tener que lucirme ante nadie. Es algo innato, es algo que yo creo que sale solo.

J. M. Mi posición tampoco es tan novedosa. Ya llevo tiempo jugando ahí con la selección. Quizás en el Athletic juego más adelantado, con más llegada, pero tanto en la sub 21 como en la absoluta siempre he jugado ahí y ya son muchos partidos y muchos entrenamientos para saber el papel que tienes que desempeñar. Ya estoy acostumbrado después de tanto tiempo.

P. El centro del campo de España es una sala de máquinas bastante bien engrasada y con un poco de todo, pero ¿no le falta al equipo un poco de gol?

J. M. Bueno, Ander Herrera ya metió ante Inglaterra.

T. Sí, de aquella manera. ¡Qué mal le pegó, verdad... [risas]! Yo ya te dije: "Venga, Javi, mételo tú".

J. M. El problema es que cuando piso el área se me baja la persiana, sobre todo en los partidos, pero tampoco puedo prodigarme mucho. El míster me pide que aguante muy bien mi posición y que facilite la llegada de todos estos. Así que voy de vez en cuando.

P. Frente al fútbol elástico de España, los rivales han opuesto un fútbol físico, con gente grande, al que la selección ha respondido con juego a pesar de ser un equipo bastante amonestado...

T. Dicen que las torres altas caen más fácilmente, ¿no? Pero, aun así, son equipos muy técnicos, tienen mucha calidad y son partidos muy duros, no sabéis cuánto. Intentamos cansarles los 20 primeros minutos para después tener más facilidad para llegar al área. Esa es la clave del equipo español.

J. M. Todos los equipos del centro de Europa son equipos así. Son gente muy alta, muy grande. Y la mejor manera de jugar a esos equipos es como lo estamos haciendo: tener la posesión del balón y que corran detrás de él.

T. Lo que está claro es que no debemos cambiar nuestra idea del fútbol, aunque tenemos dentro de la misma idea muchas formas diferentes de jugar. Tenemos buenos centrales, tenemos gente con buen pase largo y podemos jugar de diferentes formas. Lo que pasa es que, si hasta ahora nos ha beneficiado jugar al toque, lo vamos a seguir haciendo.

J. M. La prueba es la cantidad de faltas que hicieron los checos. Una de las premisas con las que partieron fue esa, intentar romper nuestro ritmo de juego con faltas, y el árbitro lo permitió e incluso nos sacó tarjeta a nosotros por protestar. Pero algo había que decir.

T. Es que tú eres un fenómeno hablando en inglés...

J. M. Le decía que no nos dejaban jugar, que estaban continuamente haciendo faltas. Creo que en la primera parte nos hicieron 19.

T. ¡Una barbaridad!

J. M. Ese dato de las faltas refleja lo importante que es tener el balón.

T. Yo llevo dos faltas pitadas por los árbitros y tengo una tarjeta amarilla [antes del partido frente a Ucrania]. Fue una pasada la permisividad del árbitro en el encuentro contra los checos. Lo que ocurrió ese día es una cosa que pasa raramente en el fútbol. No sé qué pensaba el árbitro.

P. Ustedes son compañeros y amigos en la selección, pero aún no han tenido tiempo de ser rivales en la Liga, ¿no?

J. M. Una vez en coincidimos uno frente a otro en San Mamés. Pero Thiago salió de suplente y eran los 10 últimos minutos. Nosotros jugábamos con uno menos y yo no veía ni la pelota. No sabía ni donde estaba. ¡Como para verle a él!

T. He estado otras veces en el banquillo, pero simplemente viendo, sin entrar.

J. M. Estaba el campo embarrado, ¿te acuerdas?

T. Sí, y expulsaron al Guaje.

J. M. Y a Amorebieta, que le metió a Iniesta.

Ahora se ven a diario y en el campo se asocian continuamente. Son distintos, pero el estilo de la selección ha unido dos concepciones del fútbol que parecían antitéticas y, sin embargo, resultan complementarias.

Javi Martínez y Thiago en al concentración de la selección española sub 21.
Javi Martínez y Thiago en al concentración de la selección española sub 21.RAFA APRARICIO (DIARIO AS)

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