La llamada de Vetusta Morla
Unas 13.000 personas asistieron ayer al Festival Día de la Música Heineken en el Matadero, atraídas en su mayoría por la llamada de Vetusta Morla. Con media hora de retraso para que todos los que estaban en la cola (a las diez de la noche aún se alargaba cientos de metros) pudieran entrar, la banda madrileña ofreció anoche un concierto impecable, propio de quien goza de auténtica comunión con su público, aunque con un repertorio excesivamente dependiente de los éxitos de su primer álbum, los que realmente enfervorizan a las masas.
Los carteles de festival son casi siempre más atractivos sobre el papel. La jornada de ayer fue una prueba de ello. Eran las ocho de la tarde cuando The Pains Of Being Pure At Heart, un grupo de Brooklyn de sensibilidad británica, daba el primer concierto que funcionaba al 100%. Su pop alegre y carente de pretensiones es perfecto para una cita como esta, que tiene tanto de fiesta como de concierto. Además, ya había amainado el sol castigador que abrasó el recinto desde la apertura, a las once de la mañana.
13.000 personas asisten a la primera jornada, atraídos por la banda madrileña
The Pains fueron mucho más resultones que el rock de la británica Anna Calvi. Elegida por la BBC como una de las estrellas de 2011, apareció con tacón vertiginoso, guitarra Fender vintage y potente voz de amazona. Su música, que ha mamado de Nick Cave (uno de sus valedores) y, sobre todo, PJ Harvey, no es que esté mal, ni mucho menos, pero es quizá demasiado densa para las seis de la tarde bajo un sol castigador. Toro y Moi, el proyecto unipersonal del estadounidense Chazwick Bundick, tampoco llegó a conectar del todo, pero por otras causas. Sus dos discos, ejemplos de electrónica bailable hecha desde la soledad de su habitación, han triunfado hasta el punto de tener que responder a la demanda para el directo, pero se quedan en poquita cosa interpretados por una banda clásica de teclado, bajo, guitarra y batería.
Antes de The Pains, media docena de bandas habían pasado sin pena ni gloria por los cinco espacios habilitados en el Matadero, un lugar espectacular, el auténtico protagonista de este certamen. El dúo canadiense de guitarrista / cantante y batería Ps. I Love You; el trío barcelonés Aias; el cantautor estadounidense Sam Amidon; los madrileños Ellos y Lüger; etc.
Estaba atardeciendo cuando aparecieron los británicos Wild Beasts, con un directo más que eficiente, para rematar lo que parecía una jornada sin sobresaltos.
Pero el problema estaba fuera del recinto. Si dentro se estaba tan cómodo era porque gran parte de las 13.000 personas que habían comprado el abono acudían al llamado de uno solo de los nombres del cartel: Vetusta Morla, que presentaban su segundo disco, Mapas, en principio a las diez. Así, alrededor de 6.000 personas empezaron a acercarse al Matadero a partir de las seis, creando un tapón que hizo que muchos tuvieran que esperar hasta dos horas. Eso llevó a la organización a tomar la decisión de dejar entrar al público con la entrada, sin necesidad de pulsera.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.