Reparto y pactos en las comarcas
Camps reduce a seis los afines a Ripoll en la futura Diputación de Alicante
El campismo será hegemónico en la provincia de Alicante y dejará reducido a la mínima expresión a los seguidores de Ripoll. Con el todavía presidente provincial del PP amortizado, algunos de sus fieles seguidores ya empiezan a pactar con los enviados de Camps. El PP goza de una amplía mayoría de 20 diputados, frente a los 11 socialistas. Ayer los dos sectores del PP lograron un acuerdo para repartirse los escaños.
Ripoll se quitó de en medio de la negociación ayer, y dos mujeres de su confianza asumieron las riendas de los posibles pactos, Mónica Lorente y Macarena Montesinos. Por parte de Camps negociaron por teléfono David Serra y José Ciscar.
Según varias fuentes consultadas, los de Ripoll tendrán solo seis diputados, pero ninguno ni en L'Alacantí, ni L'Alcoià. Ayer alcanzaron acuerdo para los diputados en La Vega Baja: serán dos para los ripollistas, Mónica Lorente incluida, y uno para los campistas. En La Marina Alta también se repartieron a partes iguales los dos diputados correspondientes, Juan Bautista Roselló, alcalde de Benissa, y Ximo Ferrando, alcalde de Ondara. En La Marina Baixa se elegirá hoy a los diputados, y con toda probabilidad saldrán dos campistas: el exalcalde de Benidorm, Manuel Pérez Fenoll y el regidor de La Nucia, Bernabé Cano.
En El Vinalopó Mitjà los ripollistas confían en poder colocar algún diputado afín, y en El Baix Vinalopó, aunque la mayoría serán de mayoría campista. El principal escollo estuvo en L'Alcoià donde Ripoll pretendía colocar al exalcalde Jorge Senado, pero los campistas impusieron al alcalde de Planes, Francisco Sendra.
La primera lista elegida por aclamación fue la de la comarca de L'Alacantí, y que encabeza Luisa Pastor, los alcaldes de Sant Joan y Busot, Manuel Aracil y Alejandro Morant, el edil de El Campello, Juan Ramón Varó y María del Carmen de España, concejal en Alicante e hija del expresidente de la Corporación provincial Julio de España.
El campismo ha laminado a su enemigo político, y los afines a Ripoll se empiezan a dividir entre los pocos que aún pretenden dar la batalla y los que piensan que la mejor opción es pactar con Camps, aunque no les guste, y así poder sobrevivir.
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