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Columna
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La ronda del descontento

Madrid giraba alrededor de Sol en movimiento heliocéntrico y el kilómetro cero era el punto de partida y confluencia de toda la indignación acumulada contra los banqueros y sus intermediarios los políticos, fieles servidores de los mercados, adoradores de Mammón, deidad aramea de los bienes materiales que esclavizan al hombre apunta el diccionario.

La protesta rebasaba los límites geográficos, se diluían los tópicos históricos del centralismo madrileño tan odiado en la periferia. Madrid, Barcelona, Valencia, Santiago de Compostela, ciudades unidas en una lucha desigual contra molinos de viento transformados en gigantes. En la primavera de nuestro descontento hasta los banqueros felices hacían muecas fingidas de desagrado y fruncían el ceño, falsamente indignados por la presunta ineptitud de los políticos y la hipotética iniquidad de los sindicatos. Estómagos ingratos, los plutócratas exigían del Gobierno que tan bien les servía, nuevos recortes, despidos más baratos y fáciles, compensaciones, comisiones y exenciones, en el río revuelto de la crisis los peces gordos se comían a los chicos, más voraces que nunca como si quisieran hacer acopio de provisiones para un futuro hipotecado e incierto.

Los indignados gritaban ante el Congreso: "Ya lo sé, dónde están CC OO y UGT: ¡están con la patronal!"

A los pies de los leones del Congreso los indignados clamaban contra los últimos recortes y ponían en evidencia a los sindicatos mayoritarios: "¡Dónde están, no se ven, Comisiones y UGT!", ellos mismos respondían a la pregunta: "Ya lo sé, dónde están, ¡están con la patronal!". Reunión de pastores, oveja muerta, ya se acabó el silencio de los corderos y llegó el tiempo de las ovejas negras que se niegan a seguir el abrupto y devastado sendero que las conduce al matadero de sus ilusiones y de sus derechos.

La acampada se hace caravana, las señales de humo de las redes sociales y las asambleas de los barrios marcan un itinerario que pasa por las puertas de la CEOE, del otro lado los empresarios urden nuevas argucias para seguir enriqueciéndose al mismo compás, o un paso por delante, del empobrecimiento generalizado y generado por sus malas prácticas, el vuelco electoral propicia el endurecimiento de unos recortes que en ningún caso les afectarán.

La procesión va por barrios, la caravana de los indignados bloquea la plaza de la Villa y sus alrededores para comparecer en la constitución del nuevo Ayuntamiento, acto al que no han sido invitados. Cacerolada itinerante en la calle del Sacramento y en el Pretil de los Consejos. Antes de que el grandilocuente Gallardón trasladase la sede consistorial al Palacio de Cibeles, a los munícipes les bastaba esta Casa de la Villa, severo caserón en el que (sábado 11 de junio) toma posesión el alcalde.

Desde las calles adyacentes, la plaza está tomada por la policía, ruge la marabunta del descontento y Ángel Pérez, representante y portavoz de IU en el Consistorio se desmarca de los rebeldes que quieren transformar "un día de fiesta en uno de protesta contra una institución democrática". Día de fiesta, aunque no sepamos muy bien qué se celebra hoy. El vicealcalde Cobo anuncia que estos tiempos no son exclusivamente "malos para la lírica" citando el estribillo de Golpes Bajos. Estos son malos tiempos para la ética. Gallardón apuesta por reforzar el área de Medio Ambiente de Ana Botella, "una cartera", subraya este periódico, "llamada a ser protagonista en los próximos cuatro años".

La gaviota reidora del Manzanares sobrevuela el pleno. A sus múltiples incompetencias Ana Botella sumará la gestión de los taxis y los aparcamientos, los autobuses municipales, el alumbrado, el mobiliario urbano, la pavimentación y la gestión del Medio Ambiente, las gaviotas comen de todo. En su rotundo plan de adelgazamiento y saneamiento, Ruiz-Gallardón se plantea recortar parte de sus 891 millones de gastos no obligatorios. El desglose de estos gastos no obligatorios en los que se puede meter tijera produce escalofríos: Servicios Sociales, Inmigración, Agencia para el Empleo, centros educativos y de mayores, atención a personas sin hogar Innovación y Tecnología, actividades y proyectos culturales...

Por supuesto no entran en esta lista de gastos voluntarios los sueldos de los concejales y portavoces que seguirán como estaban. Pérez, portavoz de IU lo tiene claro: "No soy oficinista. Tengo una jornada larga. Lo hago lo mejor que puedo y creo que hay que aspirar a que todos estemos mejor, no a que estén peor los que ahora están mejor, y los que están mal sigan mal". Un portavoz del Ayuntamiento de Madrid percibe 93.828 euros. Ya sabemos por qué era un día de fiesta en la Casa de la Villa y qué estaban celebrando.

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