"Las escuelas de música están amenazadas de muerte"
La música ha estado siempre en los currículos, aunque muchas veces -sobre todo durante la Dictadura- como sierva de los credos ideológicos o políticos, de forma muy sesgada, reflexiona Pascual Pastor (Tavernes de la Valldigna, 1947), el coordinador del programa Música a l'Escola, introducido por la Consejería de Educación en 1984. "En realidad, la música solo existía en los programas como un gran silencio impreso. Un enorme silencio", recuerda Pastor que acaba de jubilarse, tras dos décadas de formación musical para docentes. Fue tras asumir la Generalitat las competencias en materia educativa, cuando se empezaron a desarrollar programas de innovación en la escuela. "Fue con la lengua y la música. Hasta ahora, han sido los dos únicos elementos idiosincrásicos que están ahí, desde hace muchísimo tiempo. Con la Transición, todo el mundo esperábamos que se fortalecieran. No que fueran amenazados con esos brotes que de vez en cuando surgen de recortes y recortes".
"Que las escuelas de música dependan de Gobernación es un esperpento"
"No puede ser que un centro no sepa si podrá pagar a sus docentes"
Pregunta. Más bien todo sugiere que ambas están en crisis.
Respuesta. Esa es la reflexión. Pero, sin embargo, la reivindicación de la lengua y de la música siguen siendo tan fuertes, porque no son patrimonio de los políticos. Son el patrimonio y la idiosincrasia de nuestra cultura más arraigada. Lo único que los políticos han de hacer es respetarla.
P. La Federación Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana (FSMCV) representa el 50% de los músicos de España y al 40% de los alumnos, y exporta un volumen de industria cultural sin parangón. ¿Cómo encaja eso con el tijeretazo financiero del 54% en los últimos dos años?
R. Sí. Habían prometido un 1% añadido a esos 2,3 millones presupuestados, y no se ha sabido más. Ahora los centros integrados de música han intentado volver a contactar con Educación porque, que las escuelas de música estén en la Consejería de Gobernación, es un esperpento. Dicho esto, hay que reconocer que desde las Administraciones Públicas ha habido un respaldo institucional muy importante, hasta hace un par de años. Cuando yo estudiaba había siete conservatorios en todo el Estado. Ahora en la Comunidad Valenciana hay 72, entre escuelas autorizadas, conservatorios municipales y los de la Generalitat.
P. ¿Qué falta?
R. Lo que falta es consolidar los procesos. Si hay tantos conservatorios es porque hay demanda. Y todavía hay más demanda, que plazas se ofertan en este momento. Esto se debe al desarrollo de la pedagogía musical, que avanzó de forma espectacular en el siglo XX en la convicción de que todo ser humano está dotado para la música. Ya no es un privilegio de unos pocos talentosos. Era la escuela la que solo se fijaba en lenguaje: el hablado-escrito. Y abandonaba todos los demás.
P. ¿Por qué cuando se supera la vieja escuela hay un frenazo?
R. El marco general al que todos apelan es la crisis. Pero yo creo la educación no es un factor que deba verse afectado por la crisis en un sentido restrictivo. Al contrario, debe haber un fortalecimiento de las inversiones, porque de ello depende nuestra salida de la crisis.
P. Los estudios indican que la Generalitat tendría que invertir hasta un 5% del PIB en la industrial cultural musical.
R. Sí. Y porque existe una doble vertiente. No sólo se está formando a los grandes intérpretes. Se está formando a quienes van a ser los usuarios de todo el tejido de la actividad cultural. Y en el caso de la Comunidad Valenciana, hay un aspecto diferencial importante: gran parte de los jóvenes -por haber formado parte de las agrupaciones musicales (bandas de música, orquestas, coros o las actividades que se impulsan desde los propios colegios)- han dejado de ser ejecutores pasivos de las consignas culturales de los poderes mediáticos, para constituirse en protagonistas que conjugan en primera persona los verbos: 'Yo hago Arte; yo hago Música, yo canto, yo toco un instrumento'. Son agentes dinamizadores de la actividad cultural de sus pueblos, de sus ciudades y de sus barrios. Y ellos son la esperanza de la continuidad de la acción creadora en todas las artes.
P. La Llei d'Ús i Ensenyament de 1983 y Ley Valenciana de la Música de 1998 gozaron de gran consenso. ¿Qué ha pasado para que esos consensos institucionales se estén dinamitando?
R. No tenemos explicaciones taxativas a esto. Porque esto tiene que ver con el juego de las mayorías y las minorías. Tiene que ver con la perplejidad con que nos encontramos con resultados electorales, a pesar de los contextos que han acompañado los procesos. Las campañas electorales han acabado convirtiéndose más en soflamas de mítines que en explicar proyectos de sociedad e implicar a la gente en el desarrollo de esos proyectos.
P. ¿Cómo ve los vaivenes de la Consejería de Educación en los últimos años? ¿Hay intencionalidad detrás del desmantelamiento de ambas identidades tan fuertes, como son los programas de enseñanza en valenciano y la enseñanza de la música?
R. Uno lee los programas de los partidos y, cuando han hecho referencia a estos temas, no ha habido más que los grandes elogios. Por tanto, una de dos: o son mentirosos, o son ladrones. O ocultan lo que piensan, o roban las expectativas de la gente. Yo prefiero pensar que no son ni una cosa ni la otra. Creo que es más fruto de una torpeza inmediata por haberse desfigurado el escenario al que estaban acostumbrados; o siguen todavía con el juego de las mayorías, con el que creen así poder minorar los efectos nocivos respecto a sus propias organizaciones. ¿Por qué no se traslucen luego los elogios en la gestión? Ese es el paso que hay que dar ahora, más allá del debate partidista: un pacto.
P. ¿Es compatible la política faraónica (Palau de les Arts, la Fórmula 1, hípica, tenis) con el desmantelamiento del patrimonio valenciano?
R. Me llamó la atención un asesor del Gobierno de EE UU que estuvo aquí viendo instalaciones y concluyó: "Está muy bien, pero en EE UU no podemos permitírnoslo".
P. Otra vara de medir...
R. Entonces, ¿por qué nosotros hemos sido inducidos a esta deriva, tan en picado? Porque se han antepuesto unos proyectos que no eran demandados por la sociedad, que no eran parte del proyecto nuestro social, que han acabado absorbiendo la disponibilidad que teníamos para gestionar con mucha austeridad los recursos que necesitábamos para sostener ese modelo social.
P. Las escuelas de música han recortado horas y sueldo al profesorado, solicitado créditos las Sociedades Musicales para pagar las nóminas docentes, subido las cuotas de los socios y el precio por alumno..., ¿están en peligro?
R. Sí. Si esto se mantiene así, indudablemente. Están en peligro. Están amenazas de muerte. Porque cuando han recibido la autorización para abrir las escuelas, quien tomó la decisión de autorizar tenía que haber puesto al lado la contabilidad, esto cómo le iba a repercutir. No se puede pensar en la contabilidad año tras año, como está sucediendo. No puede ser que una escuela no sepa si al año que viene podrá pagar a sus profesores. Los proyectos educativos no pueden ser así. Esto no es una pandilla de gente que se reúne para montar una fiesta que dura seis meses y después, al año que viene, ya veremos o no. Esto no es así. Ni las Fallas, que son tan efímeras por excelencia, pueden funcionar así.
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