Una cruz de quita y pon y el candidato socialista ausente
Los votos del Partido Popular concedieron ayer la alcaldía de Castellón a Alberto Fabra, que gobernará en la sexta mayoría absoluta consecutiva alcanzada por su formación política en la capital de La Plana. El candidato socialista, Juan María Calles, a quien su propio partido ha pedido que renuncie al escaño, no acudió a la sesión de investidura y sus compañeros votaron en blanco. Los ediles del PP juraron su cargo ante un crucifijo, que fue retirado a petición de la oposición cuando llegó su turno. La nueva Corporación cuenta con 15 concejales del PP; 9 del PSPV; 2 del Bloc y 1 de Esquerra Unida que regresa al Consistorio tras 12 años de ausencia. Los indignados increparon a los concejales y a sus acompañantes a la salida del pleno.
El pleno de investidura en el Ayuntamiento de Castellón se desarrolló en un tono cordial. Sin el retirado Carlos Fabra en la bancada popular y con el otrora portavoz del PP, Javier Moliner, sin cargos de responsabilidad, además de por la ausencia de Juan María Calles, los discursos se centraron en superar la crisis de forma conjunta, el "diálogo" y la oposición "constructiva". No hubo referencias a la corrupción. La tensión se trasladó al grupo socialista, que lleva 11 días convulsos desde que la ejecutiva local del PSPV exigió a Calles y al número 8 en la lista, Mario Edo, la renuncia a sus actas de concejales por considerarlos responsables de haber perdido 10.000 votos estas elecciones.
Ambos han decidido conservar sus escaños y aunque Calles se ausentó ayer, de baja laboral por estrés, sí que acudió Edo, quien respetó la decisión de sus compañeros y como ellos, votó en blanco al candidato a la alcaldía ante la imposibilidad legal de hacerlo por Amparo Marco, que será la portavoz del grupo municipal socialista en Castellón esta legislatura.
Ya como alcalde, Alberto Fabra dijo que centrará esta legislatura en "el empleo y la competitividad". Añadió que realizará una "reivindicación respetuosa, pero constante, ante la Generalitat valenciana, el Gobierno central o la Unión Europea".
Por su parte, la socialista Amparo Marco, ofreció "diálogo" y una oposición "leal y constructiva". Pidió que el Consistorio se convierta en el "motor económico" de la ciudad aplicando la "economía del conocimiento" frente a la del "cemento" por los "19.914 parados". Reclamó hacer del desempleo "una razón de Estado".
El nacionalista Enric Nomdedéu manifestó que la victoria del PP "es un demérito" de la oposición por la paulatina pérdida de votos del Ejecutivo en las últimas legislaturas y propuso organizar en dos años una cumbre de la Corona de Aragón al compartir y competir por dotaciones e infraestructuras.
Por último, la edil de Esquerra Unida, Carmen Carreras, pidió al PP que colabore en hacer posibles las reivindicaciones del movimiento 15-M, y exigió el fin de los "proyectos faraónicos".
A la salida del pleno, unos 60 indignados profirieron gritos contra los munícipes. La mayoría de los ediles del PP, incluido el alcalde, no salieron por la puerta principal para evitar altercados mayores.
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