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Reportaje:TENIS | El rey de la tierra llega a la hierba

La liberación del número uno

Después de superar tensiones y nervios con su sexto Roland Garros, Nadal comienza a entrenarse en hierba y ve el año con más tranquilidad

Las vidrieras de la Gare du Nord de París van reflejando los flashes como lo harán luego los ladrillos del club Queen's, en Londres, para acompañar el paso de Rafael Nadal, el campeón de Roland Garros, dueño de 10 títulos del Grand Slam. El número uno del tenis mundial carga con su raquetero y una maleta tras una noche descontada entre la cena y las celebraciones en un local parisiense. Los esfuerzos en el torneo han dejado una marca en su rostro, pero no han tocado su espíritu. Estará cansado, pero él y todo su grupo se dirigen en tren a Londres para estrenar la temporada de hierba menos de 24 horas después de haber levantado la Copa en el templo de la tierra. El español es incansable.

"Convierte un entrenamiento relajado en uno muy intenso", dice Francis Roig
"Aguantar la presión a veces se te nota en la cara y estás serio", explica Toni Nadal
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Un muro al resto

"Cada vez que Rafael llega a Londres", cuenta Francis Roig, el entrenador que le acompaña en Queen's y salta con él a la pista bajo el cielo encapotado, "suele pasar lo mismo. Coge el tren en París, llega a Londres, va a entrenarse y los pisteros le dicen que no puede hacerlo porque caen cuatro gotas". "Sin embargo, él ya va a muerte aunque acabe de ganar Roland Garros. Espera 30 o 45 minutos. Lo intenta. Convierte un entrenamiento que podría ser relajado en uno de alta intensidad, algo al alcance de muy pocos. Tiene esa predisposición para recordar el juego de hierba desde el primer minuto", prosigue el técnico, que comienza la práctica aconsejando con gestos. "Sabe también cómo son las cosas, que tiene esta semana para hacerse a la hierba. Es muy consciente de ello y lo aprovecha al ciento por ciento. Es una cosa que hay que sentir. No es fácil. En hierba, un buen golpe hace daño y uno malo se queda muerto".

Por la mañana, Nadal se fotografía en la Disneylandia parisiense. Por la tarde, se entrena sobre la verde hierba de Londres y con Marc López, con quien jugará en dobles. La hierba del torneo Queen's no es una cosa cualquiera. Antes de que el doblista rompa las cuerdas de dos raquetas en menos de cinco minutos ("¿qué puedo hacer?", se lamenta), 10 operarios se afanan en preparar la pista para el campeón repasando las líneas con pintura blanca, montando las redes sobre bellos tocones de madera barnizada y recortando las briznas con máquinas y delicadeza extrema. La gente se agolpa para ver al número uno. La cola da la vuelta al pasillo. Mientras Pat Cash, excampeón de Wimbledon, observa la escena, las cámaras van ocupando su sitio. Podría ser un Nadal nuevo, distinto al de las últimas dos semanas. En París, adonde llegó tras perder cuatro finales seguidas contra el serbio Novak Djokovic, vivió problemas desde el primer partido hasta que se alzó con el título: cinco sets en la primera ronda, una remontada en la segunda..., hasta que conquistó su sexta corona en un brillante encuentro contra el suizo Roger Federer e igualó así el récord del mítico sueco Björn Borg. A Londres llega, en consecuencia, con la mochila llena y las expectativas repletas. Eso, claro, lo cambia todo.

"El momento clave fue un día en el que él y yo hablamos en el vestuario", cuenta Toni Nadal, que ayer voló de París a Palma de Mallorca. "Hablamos del tema, de cómo estaban yendo las cosas, bastante mal, jugando cada día muy mal", prosigue. "Hablamos bastante tiempo. Creo que le empezó a cambiar la cara y a jugar bien contra Soderling [en los cuartos]. Aguantar la presión a veces se te nota en la cara y, cuando tienes algún traspié, estás más serio", añade. "Ahora se acabó la tierra. Hay que volver a centrarse en jugar más rápida y agresivamente. La temporada se ve diferente tras ganar Roland Garros. Puede jugar con la tranquilidad que vamos a tener con esta victoria".

París marca de siempre la temporada de Nadal al fuego vivo. Es el torneo que marca el tono y el ritmo de su curso porque es el grande que mejor se adapta a sus características. Conquistado París, queda Wimbledon, que empieza el 20 de junio y donde suma dos finales y dos títulos en sus últimas cuatro participaciones. "Rafael está mentalizado", avisa Toni.

Rafael Nadal, ayer, en su primer contacto con la hierba con vistas al torneo Queen's, preparatorio para el de Wimbledon.
Rafael Nadal, ayer, en su primer contacto con la hierba con vistas al torneo Queen's, preparatorio para el de Wimbledon.MICHAEL REGAN (GETTY)

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