Asalto con cupones

Jaime Kirlew es conocida como la diva de los cupones. Cada vez que va de compras al hipermercado, esta madre de tres hijos prepara meticulosamente una compleja estrategia de asalto para conseguir el mayor ahorro posible cuando pasa el carro por caja. Es una profesional. Hasta el punto de que llega a ahorrar el 95% del valor total de su compra.

EE UU es el paraíso de las ofertas. Sobre todo si se vive en los suburbios y uno sabe manejar la marea de cupones que circulan los fines de semana por periódicos, folletos de supermercados y portales de Internet. Se calcula que el consumidor usa al año unos 3.000 millones de cupones. Hasta el desayuno le puede salir gratis el día del cumpleaños.

A base de cupones, algunos logran ahorrar el 95% del valor de su compra

El consumidor en EE UU usa unos 3.000 millones de cupones al año

Es una manera de ahorro, pero también tiene algo de obsesión

Las nuevas tecnologías están cambiando la manera de hacer la compra. Pero lo que hace Kirlew no tiene nada que ver con los portales de descuento que crean tanto frenesí en Wall Street, como Groupon LivingSocial o ScoutMob. Lo suyo es mucho más laborioso y requiere horas de dedicación. Algunos hasta van a casas desocupadas a recoger periódicos abandonados.

Son tiempos duros para muchas familias, y más ahora que el precio de la gasolina está disparado en el surtidor. Y por eso quieren comprar más por menos. CouponSherpa es uno de los portales que permiten imprimir cupones de siempre. También hay aplicaciones para teléfonos que localizan tiendas donde se puede doblar el descuento y el ahorro.

Andrea Woroch es una de las expertas a las que recurren las televisiones locales para enseñar al consumidor cómo vivir con menos sin cambiar de forma radical su estilo de vida. Para una familia con pocos recursos, dedicar tiempo a la caza de cupones es una manera "efectiva", opina, para llegar a fin de mes. Estas ahorradoras, que usan carpetas clasificadoras repletas de cupones como arma de asalto, se hacen llamar "economistas del hogar". La mercancía por valor de varios miles de dólares se acumula en los garajes, repletos de estanterías. Y las grandes profesionales tienen además varios congeladores con alimentos para sobrevivir varios meses. Lo que no usan, lo donan.

Su objetivo es que el recibo se aproxime a cero, y para ello controlan hasta el último movimiento de la paciente cajera cuando pasa cientos de cupones por el escáner. ¿Una obsesión? Quizá, sobre todo cuando uno acaba comprando productos que almacena en la despensa, y que sabe que seguramente no consumirá, o acaba comiendo cosas que no le gustan. La cadena de cable TLC dedica un programa semanal a estos maestros -también hay hombres- del descuento titulado Extreme couponing. "Para muchos no es solo una forma de ahorrar dinero, es una forma de vida", señala desde la cadena Amy Winter. Pero no son pocos los que se preguntan si las tácticas de compra como las que utiliza Kirlew son lícitas.

Winter asevera que lo que hacen es mostrar a la audiencia "la herramienta que necesitan para hacer frente a la economía actual" y ayudarles a descubrir cómo se pueden aprovechar las mejores ofertas. "Es el mundo de gente corriente", remacha. Pero no hace falta ir a este extremo para conseguir ahorros sustanciales en la cesta de la compra.