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Reportaje:TENIS | Roland Garros

El terremoto Na Li

La china, primera campeona asiática de un título grande tras vencer a Schiavone

Cuando la china Na Li, que responde indistintamente a ese nombre y el de Li Na, alza la Copa de campeona de Roland Garros (6-4 y 7-6 ante la italiana Schiavone, que defendía el título), muchas cosas han cambiado en el tenis. Ningún tenista asiático había conquistado un grande. Jamás el mercado más importante del mundo había tenido una figura de tanto impacto comercial, alguien que ejerciera de imán para los aficionados. Y nunca en un triunfo se habían puesto tan de relieve las contradicciones de China. Lo periodistas, armados con las cámaras y ordenadores más modernos, se pusieron a saltar y gritar en la grada, emocionados. La campeona recibió un mensaje en la Blackberry en el que una amiga le contaba sus lágrimas al ver cómo se izaba la bandera. Luego se enfrentó a preguntas incomodísimas.

Al inicio de su carrera, debía dar al Gobierno un 60% de sus ganancias ahora el 12
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-¿Le parece esta una revolución para el tenis parecida a la de Tiananmen?, le inquirieron sobre la plaza en la que fueron reprimidas en 1989 las protestas estudiantiles.

-Soy tenista. No necesito responder a su pregunta. Me centro en la pista y en el tenis.

-¿Cree que es un momento histórico, importante?

-Si no lo hubiera dicho usted, nunca hubiera sabido que había pasado. (...) No quiero contestar.

Para lograr la Copa, la nueva número cuatro tuvo que derribar a la campeona. Schiavo defendió su título con orgullo y protegida por sus tifosi, ruidosos como si estuvieran en un campo de fútbol, uniformados con camisetas de colores fosforito, saltarines y siempre con una canción en la boca que celebrara los puntos de su tenista. "¡Forza!", gritaban mientras los franceses se sumaban a la algarabía ("¡Del Piero!"). La italiana, competitiva siempre, sufrió frente a la derecha de la china, pletórica en los tiros. Consiguió superar un break de desventaja y estirar el partido hasta el tie-break definitivo, donde Li estuvo impecable. Enseguida se procuró seis puntos de partido. "No hagas ninguna estupidez", se dijo. Y ninguna hizo.

"El tenis chino cada vez es más grande, aunque no seamos como Suecia, que tiene de siempre números uno", reflexionó luego, quizás influida en su comparación porque antes la asesorara el sueco Hogstedt y ahora lo haga el danés Mortensen. "Cuando era joven, soñaba con ser campeona de un grande. Ahora, he escuchado que dicen que soy vieja. Pues la viejecita ha logrado su sueño".

En China, Na Li y Zheng Jie, semifinalista en Wimbledon, son conocidas como las flores de oro. En el mundo, son mucho más. Dos mujeres que moldean poco a poco un rígido sistema. Cuando arrancó su carrera, ambas debían entregarle al Gobierno un 60% de sus ganancias, a cambio de entrenadores, viajes y hoteles gratis. Ahora, eligen quiénes las entrenan y qué torneos juegan, por lo que solo entregan un 12% del dinero que ingresan. Disfrutan de lucrativos patrocinios. La marca que viste a Li hizo una edición de camisetas especiales para Roland Garros. Durante 15 días, las vistieron los miembros de su equipo, bien claros y llamativos los caracteres chinos. El mensaje quería ser un retrato. Li en pocas palabras: "Sé tu mismo".

Na Li, sonriente, con el trofeo que la acredita como campeona de Roland Garros.
Na Li, sonriente, con el trofeo que la acredita como campeona de Roland Garros.LIONEL CIRONNEAU (AP)

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