Arte al ritmo de Brasil

El pasado 10 de mayo el Ministerio de Cultura distinguió con el Premio Velázquez de las Artes Plásticas a Artur Barrio, artista brasileño de origen portugués destacado por el uso de materiales radicales, como la carne o la basura, y por sus creaciones comprometidas con la realidad social. Y por ello, una de sus obras más emblemáticas, uno de sus hatillos ensangrentados denominado Trouxa (1970), figura en un lugar destacado en la exposición que inauguró el martes el Institut Valencià d'Art Modern (IVAM), Gigante por la propia naturaleza, que ya en el título, sacado del himno brasileño, hace referencia a la inabarcable y efervescente realidad del arte contemporáneo del gigante suramericano.

El título de la muestra es una frase del himno del país

Los comisarios de la muestra, patrocinada por la CAM, Wilson Lazaro y Rafael Gil, destacaron el carácter comprometido de muchos de los artistas, la diversidad de obras de unos creadores que salen de todos los rincones de un país de 8,5 millones de kilómetros cuadrados y 190 millones de habitantes.

Un mapa cortante de Ivens Machado, un payaso con trompeta desmadejado en un rincón de Laura Lima, el respeto por la cultura indígena en los cuadros de Alberto da Veiga Guignard, o la poética de los goles más famosos de la historia del fútbol contemplados por Lula Wanderley sin el referente del balón, dan una pincelada de la intensidad y del ritmo de un colectivo tan diverso.

Por otra parte, el IVAM incrementó ayer su colección con la incorporación de una obra de Roberto Matta. Su viuda, Germana Matta, entregó a la directora del museo, Consuelo Císcar, la obra Espejo de la memoria, un óleo sobre lienzo de 1996. En febrero el IVAM mostró la exposición Matta 1911-2011, un recorrido a través de 32 pinturas del arte del chileno de origen vasco, calificado como el último surrealista.