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Columna
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Las lágrimas de Alarte y el 15-M

Jorge Alarte se pegó el domingo una buena llorera ante el Comité Nacional del PSPV-PSOE, reunido en su sede de la calle de Blanquerías. ¿Lágrimas de cocodrilo? ¿rabieta de niño mal criado? Un poco de todo. Dicen las crónicas que fue un discurso emocionado y que aunque en ningún momento puso su cargo a disposición de los presentes, hubo un intento de autocrítica. Como un niño que ha fracasado en los exámenes, antes de que le exigieran responsabilidades jugó a ablandar al auditorio por la vía más fácil, el llanto.

La invocación a su mamá merecería pasar a la historia del psicoanálisis político: "Mi madre me ha llamado antes, seguro que era para recomendarme que dimitiera, no hay duda. Pero no voy a dimitir". Increíble pero cierto, literal. Lástima que no haya constancia gráfica de las caras que se les debieron quedar a los presentes ante semejante muestra de arrojo, determinación y firmeza política. Olé. Esto es un líder, cuando su mamá le llama, el tío es capaz de aguantar y no se pone al teléfono.

La jeremiada de Alarte se inició con la confesión de sus pecados: "mandar mucho y centralizar mucho"; no saber crear un espacio en la calle que dé la imagen de "confianza" y de "alternativa"; no saber explicar el programa; no hacerlo bien liquidando la organización comarcal del partido... Para buscar su absolución política, reclamó la intercesión de los santos del Comité Nacional allí reunidos y entonó el Yo pecador transformando el "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa" de la oración en "asumo una responsabilidad que es mía y sobre todo mía". Idéntica retórica.

Y como la contrición no es verdadera si no va acompañada del propósito de enmienda, no tuvo empacho en desgranar un rosario de buenas intenciones: que el PSOE piense en valenciano; sumar a mucha gente cualificada de forma permanente y contar con todo el mundo; abrirse a los movimientos sociales, etcétera, etcétera, amén.

Pero el brindis al sol más inaudito fue sin duda invitar a los indignados del 15-M a que participen en la Conferencia Política del PSPV-PSOE, "como quieran, a través de Twitter, si quieren", aseguró el quimérico inquilino de Blanquerías. Alarte demuestra que no se ha enterado de nada. ¿Tanto le cuesta leer el decálogo que han elaborado los acampados en Valencia? No tiene más que hacer clic en http://www.acampadavalencia.net/decalogo/ ¿Tiene algo que decir al respecto?

Es peligroso, advertía un avispado escritor, "dejarse llevar por el placer de las lágrimas; por él se pierde el ánimo y aun la voluntad del remedio". Alarte llora ahora como un fariseo lo que no supo defender como líder y no se quiere enterar de que ha llegado la hora de la política con mayúsculas y de que, si su partido quiere volver a ser un referente para la izquierda, lo primero que tendrían que hacer sus dirigentes es acudir a la plaza pública para escuchar y debatir con la gente.

http://twitter.com/manuelperis

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