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Vuelco electoral histórico

Y tras el 'vazquismo', la izquierda de A Coruña se pulveriza

Colectivos de la ciudad atribuyen la derrota del PSOE a la nula renovación

A Coruña fue la única escala mitinera en Galicia de José Luis Rodríguez Zapatero durante la campaña del 22-M. Y el voto de castigo a la gestión de su Gobierno fue lo que determinó, según colectivos de la ciudad, el vuelco electoral en uno de los hasta ahora mayores bastiones urbanos del PSOE en España. Hubo más voto en clave nacional que local, dice. Pero no fue la única causa del envío a la oposición de los socialistas tras 28 años en el Gobierno local y la aplastante victoria del PP en A Coruña. Muchos apuntan a la nula renovación de un PSOE local desgastado por el poder. Y eso pulverizó el electorado de izquierda.

El descontento general unido a la imposibilidad de generar ilusión de gobernantes que suman décadas en María Pita espantó a mucho votante de izquierdas. O se quedó en casa, o votó a Esquerda Unida, que logró entrar en el Ayuntamiento, o se estrenó con la papeleta de la derecha. Y de ahí que el PP arrasara en todos los barrios. Seis años después de la marcha del exalcalde socialista que logró seis mayorías consecutivas, el vazquismo, que aglutinaba el voto de derecha y hacía que parte de la izquierda se fuese al BNG, quedó finiquitado.

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El vuelco fue tan espectacular como inesperado en una ciudad en la que los conservadores no habían nunca logrado ser los más votados en unas elecciones locales. Pilló a todos por sorpresa, destacan colectivos vecinales, profesionales y culturales. "Una cosa es que se esperase una ola como las que derriban la balaustrada del paseo marítimo, y otra que fuera un tsunami", apuntala el fotógrafo Vari Caramés.

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Los representantes vecinales coinciden en que no se evaluó en las urnas la gestión del bipartito PSOE-BNG capitaneado por el socialista Javier Losada. "No es el culpable, no perdió por su gestión, con la que, con discrepancias, aciertos y errores, no estábamos descontentos. Fue un castigo al Gobierno Zapatero", resume la presidenta de la federación de asociaciones vecinales, Luisa Varela.

En Monte Alto, hasta ahora feudo irreductible del PSOE, el PP obtuvo 5.525 votos frente a los 4.727 que sumaron las fuerzas de izquierda. En un barrio en el que predomina la clase obrera, destaca el presidente de la asociación de vecinos, José Ucha, el voto de castigo a Zapatero "fue determinante". Y también el desgaste de los socialistas, que no renovaron su candidatura encabezada por Losada, en el Gobierno municipal desde 1983, y otros excolaboradores de Francisco Vázquez.

"En un momento en que la gente quiere cambios", la nula renovación socialista influyó mucho en su descalabro, opina el presidente de los arquitectos coruñeses, José Manuel López Mihura. Opina igual el responsable del Instituto de Estudios Torre de Hércules, Segundo Pardo-Ciórraga. Fue edil del PSOE de 1979 a 1991, y lamenta que tras la marcha de Vázquez, "que dirigía todo con un sistema personalista, sin pluralismo ni debate", sus compañeros fuesen continuistas. "La gente no se ilusiona con políticos incombustibles por muchos proyectos que tengan, no se puede estar en política toda la vida".

Manuel García Docampo, profesor de Sociología, apuntala esta hipótesis. A falta aún de análisis sobre los resultados, este sociólogo opina que a diferencia de un PP que "supo captar, movilizando todos sus recursos, el electorado descontento e ilusionar a nuevos votantes", en la izquierda ocurrió lo contrario. Mucho votante del PSOE, o se abstuvo, o se fue por la izquierda a EU o por la derecha, "ese voto que antes aglutinaba Vázquez", al PP.

Los socialistas no retuvieron tampoco a los desencantados del BNG, que solía captar parte del voto de izquierda que se negaba a votar a Vázquez. La división interna de los nacionalistas coruñeses también les pasó factura. García tiene una hipótesis más: y es que a diferencia del PSOE de Vigo, que copió el localismo vazquista, los socialistas coruñeses optaron por "reforzar su identidad con el PSOE de Zapatero". Y con ello el voto de castigo.

Aunque los vecinos de Monte Alto opinan que los votantes no evaluaron la gestión del Gobierno local, creen que sí influyeron actuaciones "que se polemizaron artificialmente" y que el PP, "llegando muy lejos en ese juego" supo rentabilizar. La polémica por el nuevo plan general que, según los conservadores, dejaría fuera miles de viviendas, o los conflictos con la Xunta por su retraso en acabar la ansiada Tercera Ronda surtieron efecto. Y el famoso carril bus cuya supresión se apresuró a confirmar el PP.

Sin embargo, para la representante de las empresarias coruñesas, Ana Isabel Ulloa, el carril bus sí que es un símbolo del voto de castigo a una gestión local que "actuaba sin consultar". "Planificaba sin contar con los residentes y no rectificaba cuando se equivocaba". PSOE y BNG perdieron también por el bum "a lo loco" de grandes superficies que aniquila el comercio local, apunta.

Pocos incluyen en el por qué del vuelco un rechazo al gobierno de coalición con el Bloque. Aunque en el mundo de la cultura sí que se reseña un nombre propio: el de la edil nacionalista María Xosé Bravo, a la que se atribuye un despertar cultural y creativo en la ciudad que "rachó con la política de imitación de lo de fuera" de Francisco Vázquez.

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