El 22-M cambió los planes del PSOE

"El comité federal llegará a una posición común de fortaleza y con la mirada puesta en el futuro. Convocará unas elecciones primarias que elegirá un candidato, con el que estará todo el partido y una labor fundamental será la elaboración de un programa político". Estas palabras de José Luis Rodríguez Zapatero, del jueves por la tarde, daban casi todas las claves de lo que sucedió ayer por la tarde en Ferraz. Le faltaba el nombre del candidato, que era un secreto a voces: Alfredo Pérez Rubalcaba. Y una sorpresa: que fuera el propio Zapatero quien propusiera a Rubalcaba como candidato ante los líderes regionales para que la ejecutiva lo formalice hoy ante el comité federal que convocará las elecciones primarias.

Justo al anunciar su renuncia a un tercer mandato como candidato a la presidencia del Gobierno, Zapatero, el pasado 2 de abril, adelantó que su sucesor sería nombrado en unas primarias en las que mantendría su neutralidad. Ayer la rompió al proponer a Rubalcaba como candidato para que la ejecutiva lo formalice hoy ante el comité federal. El número dos del PSOE, José Blanco, lo justificó ayer al señalar que "no es indiferente" a lo que suceda en el PSOE. Dio a entender que el 22-M ha cambiado los planes en el PSOE. Si existían dudas sobre la celebración de las primarias, la derrota del 22-M empujó a los líderes territoriales a cerrar cuanto antes el debate e incluso a apostar por Rubalcaba al que creen, como dijo Blanco, el candidato más peligroso para Rajoy en las generales. Zapatero se colocó al frente de la manifestación, y la víspera Carme Chacón facilitó el camino.

El resto de las decisiones, las adelantó Zapatero la víspera. El secretario general salvó su posición al lograr el apoyo de los líderes territoriales para convocar formalmente las primarias y rechazar el congreso planteado por Patxi López. Para no desairarle, el presidente pactó con él la celebración de una conferencia política que fijará las bases del programa.