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Columna
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Éxodo

Cuaderno de bitácora de la patera Nostromo. 19 de junio de 2012. Cuarto día de navegación.

La Flota de la Liberación prosigue su singladura sin mayores novedades. Nos hemos organizado bastante bien y navegamos sin rumbo hacia alguna tierra que nadie nos ha prometido pero que sin duda está en algún sitio. El proceso de desalinización del agua de mar funciona a las mil maravillas y conseguimos pescar lo suficiente a diario para alimentar a todo el mundo. Ya llevamos cuatro días navegando y la novedad del día ha sido encontrarnos con una flota de portugueses tan grande como la nuestra. Nos hemos unido a ellos y ya formamos un contingente con varias decenas de miles de embarcaciones. A todos nos ha costado abandonar nuestra hermosa tierra verde pero la morriña nos la curamos pensando en los motivos que nos han llevado a emprender esta aventura. Tuvimos que hacerlo si queríamos salvar a Galicia y a sus hijos. Lo planeamos todo cuidadosamente durante los últimos meses y escogimos el día 16 de junio para partir. Es el Bloomsday de Joyce (el día del Ulises) y pensamos que eso daría alas a esta Nueva Odisea. A primera hora y perfectamente coordinados, unos 2.900.000 gallegos bajamos a las playas y los puertos y nos embarcamos en las pateras que habíamos diseñado y construido con tanto esmero. Les abandonamos a su suerte sin que se enterasen de nuestras intenciones. Nunca nos han hecho demasiado caso, así que no fue difícil engañarles durante todo este tiempo. Alguno se dio cuenta pero fue demasiado tarde. Les vimos quedarse desolados en la orilla mientras les decíamos adiós con nuestros pañuelos. Esta vez no éramos unos cuantos gallegos emigrando: éramos todos. Salvo ellos, claro está.

Les vimos desolados en la orilla. No emigrábamos unos cuantos sino todos los gallegos

Han sido unos años muy duros. Demasiadas elecciones, demasiados desprecios, demasiada mentira, demasiada pantomima, demasiado despilfarro. Allí se quedaron, con sus bancos y sus cajas de ahorros tan fundidas como los núcleos de la central de Fukushima; y con sus escaños, sus concejalías, sus alcaldías, sus diputaciones, sus coches oficiales, sus oropeles, sus dineros, sus parques eólicos (¡nosotros nos fuimos con viento fresco!), sus estrategias, sus tácticas, sus camisitas y sus canesús. A saber cómo se las van a arreglar, pero eso ya no nos importa. No tendrán a nadie que conduzca sus cochazos; ni siquiera a nadie que les llene el depósito. Que no se quejen: han empezado una vida de solteros. Si creían que nos tendrían toda la vida fregándoles los platos, lavando su ropa o haciéndoles una tortillita francesa para cenar, estaban muy equivocados. Como dicen los anglosajones, enough is enough, suficiente es suficiente. Y han tenido tiempo de sobra para reaccionar. Que no hayan querido, podido o sabido, no es nuestro problema. No contaron más que con lo que les interesaba contar; no han contado con los votos en blanco, ni con los votos nulos ni con la abstención. No han contado más que las pocas habas que había y que se han ido quedando tan alegremente o que han ido despilfarrando entre risas y abrazos. Sin dejarnos nada. ¿Para qué? Están hechos del muslo de Júpiter y nosotros no.

Tuvimos que tomar una decisión. Creían que el país era suyo. Pues bien: que se lo queden. Nosotros nos fuimos para fundar una Neo Galicia en algún sitio. Ni siquiera nos enteraremos de si ellos se refundan algún día. Bien es cierto que en los últimos tiempos se les ha plantado algo de cara -con redes sociales, campamentos callejeros y demás- pero la suya es mucho más dura y ni siquiera se dieron por enterados. Sus intereses hace tiempo que no son los nuestros, cada día más altos. Nos hipotecaron a nosotros y a nuestro país por generaciones. Ahora que apechuguen ellos solitos.

Cuaderno de bitácora de la patera Nostromo. 20 de junio de 2012. Quinto día de navegación.

Hoy nos hemos cruzado con el Nautilus del Capitán Nemo, un tipo estupendo. Nos ha dejado varios mapas de islas desiertas. Mientras las encontramos, se va a dar una vuelta por Rande y San Simón a ver si soluciona algo. Si es así, nos avisará de que ya no hay morosos -de esos que nos deben tanto- en las costas de Galicia.

julian@discosdefreno.com

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