Griñán insiste en culpar al paro de la derrota, aunque asume errores
El líder del PSOE pide "unidad" y pone reparos a la celebración de primarias
En el PSOE andaluz no existe el libro de qué hacer cuando uno pierde las elecciones, qué decir o cómo comportarse. Hasta el domingo pasado no había costumbre. Cuando en las municipales de 1995 perdió en todas las capitales, un dirigente del PSOE le pasó a un noqueado Manuel Chaves un papelito con una idea: las capitales son del PP, pero hemos sido el partido más votado en Andalucía. Ese papelito cayó en trocitos el domingo por la noche, cuando el PP sacó cerca de 300.000 votos de ventaja a los socialistas en el conjunto de Andalucía.
El pleno de la ejecutiva regional del PSOE analizó ayer los resultados y sus dirigentes componían una mejor cara que 24 horas antes. La explicación que dio Griñán de la derrota fue algo más autocrítica que la del domingo por la noche, cuando pronosticó que la derecha no ganaría las autonómicas. Afirmó que ha habido un "voto de castigo" por la crisis y el paro, que no reconocer estos resultados supondrían un ejercicio de ceguera política y admitió que el PSOE "ha perdido la mayoría social" en Andalucía. Dicho esto, pidió "unidad" interna, se mostró contrario a un congreso extraordinario del PSOE federal, como ha pedido el alcalde de Dos Hermanas, Francisco Toscano, y tampoco ve bien que ahora se abra una disputa entre dirigentes en un proceso de primarias.
Griñán reconoció "errores" propios, que no detalló ni siquiera cuando se le preguntó por la influencia del desgaste de 30 años seguidos en el poder, el caso de los ERE o el conflicto con los funcionarios. "Asumo toda mi responsabilidad ante mi partido de todo lo que ocurra en el PSOE", dijo Griñán. A punto estuvo de meterse en un brete cuando se le preguntó si sería candidato en las elecciones autonómicas, aunque ante las repreguntas aclaró que su posición sigue siendo la misma que antes de la abultada derrota electoral: "Si el partido me lo propone será mi decisión". Lo que no acepta el PSOE es que haya un cambio de ciclo político en Andalucía -"una golondrina no hace verano"-, al tiempo que Griñán se agarró al dato de que en las generales y autonómicas el voto de los socialistas se recupera entre ocho y doce puntos, otro mito que a poco que se descuide el PSOE puede volver a caer.
"Es la primera derrota pero voy a luchar por que sea la última", señaló el secretario general, que abogó por "fortalecer la acción política" pero sin dar detalles.
Aunque no existe precedente de un batacazo electoral como este, es muy improbable que haya alguien en el PSOE andaluz que vaya a cuestionar públicamente a Griñán y a la dirección que pilota la secretaria de Organización, Susana Díaz. En Sevilla, Jaén y Huelva (por los pelos) se ha ganado, pero no hay nadie que pueda presumir de resultados. Tampoco se vislumbra a corto plazo ninguna alternativa a 10 meses de las elecciones autonómicas y con una dirección federal carente de liderazgo y muy debilitada. Los resultados han alimentado más aún las dudas de la capacidad del equipo dirigente para soportar una oposición del PP que se aventura más dura: "En el Parlamento tenemos votos, ahí no hay ningún problema", comentó Griñán.
GRIÑÁN ADMITE ERRORES PERO CULPA A LA CRISIS DE LA DERROTA
Más autocrítico que la noche electoral, José Antonio Griñán achacó ayer a la crisis y el paro el "voto de castigo" con el que golpearon los andaluces al PSOE en las municipales. El líderl socialista admitió "errores", que no concretó, y asumió "toda la responsabilidad" ante la derrota. En el plano interno, reclamó "unidad", se opuso a un congreso extraordinario y puso reparos a las primarias. "No podemos estar mucho tiempo hablando de nosotros mismos", explicó.
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