"Está Alberto... y estamos los demás"

En medio de la polémica sobre la prohibición de los pinganillos, pronto se dará cuenta la UCI de que ese sistema de comunicación por radio se ha quedado, este también, obsoleto. Ayer, Eusebio Unzue, que está en Colombia, dirigió a su equipo, el Movistar, que está en Italia, claro, vía correo electrónico. "Sí, me metí en la fuga. Bueno, de hecho, la organicé yo porque me lo ordenó Eusebio por email", dijo Lastras; "fue una fuga en la que no miré adelante, sino siempre atrás, pensando en mi líder, Arroyo". Una forma, hermosa, de describir el trabajo de gregario por parte de un veterano que fue, durante casi 100 kilómetros, los que duró su fuga con ocho más, maglia rosa virtual. "Pero, claro, me alegro muchísimo de lo que ha hecho Contador. Ya lo dije por lo de Tropea y hoy lo repito", apostilló.

A Lastras, que no juega en su liga, que no está en lo alto del Etna el día de san Isidro por que piense ganar el Giro, lógicamente no le cuesta hablar de forma admirativa del ciclista de Pinto, pero a su compañero Arroyo, que corre en busca del podio para demostrar que lo del año pasado quedó segundo tras vestir unos días de rosa— no se debió solo a los 12m logrados en la escapada de L'Aquila, tampoco le importó que le preguntaran directamente por lo que había hecho un rival.

"Estoy contento porque he estado en el grupo de delante, con todos, con Nibali, Scarponi y compañía, que no me han sacado tiempo, y eso que he estado un momento grogui porque un tifoso, sin querer, me ha dado con un brazo en el casco y tan fuerte que me lo ha roto", dijo el escalador de Talavera.

¿Con todos? "Es que a Contador no le cuento. Ese está tres o cuatro puntos por encima de nosotros. Está él... y estamos los demás. Ha atacado en lo más duro. Nadie había podido prever que iba a atacar ahí, tan lejos, y en un puerto tan rápido que iríamos a 25 kilómetros por hora en ese momento, y ha sorprendido. Luego, nadie le ha podido coger", prosiguió Arroyo. Lo intentó sobre todo Scarponi, uno de los adversarios más valorados, y sucumbió. "Para poder alcanzarle entré en la zona roja", dijo el italiano.

"Luego, pensé que a su rueda podría recuperarme, pero volvió a acelerar y ya lo perdí todo. Hasta perdí contacto con el grupo de Nibali. Contador, realmente, ha demostrado que es el más fuerte. Pero todavía queda mucho Giro", añadió.

Al Giro le quedan muchas etapas duras —el tríptico dolomítico el próximo fin de semana, sin ir más lejos— y esa es también la esperanza de Igor Anton. "Va a ser un sálvese quien pueda", dijo el escalador vizcaíno; "espero que en los Dolomitas llegue mi momento. En el Etna contento estoy con haber resistido. El ataque de Contador fue demoledor. ¡Salió a más de 30 kilómetros por hora! Nunca se puede decir, faltando tanto, que los demás ya han perdido el Giro, pero...". Anton es uno de los pocos escaladores en el mundo que le puede hablar de tú a tú a Contador. "Sí, pero solo cuando estoy en un momento excepcional...", dijo ayer en el volcán.

El Etna, su subida, el monte gigantesco que inspira a todos los sicilianos, no fue ayer generoso con el corredor que más lo ha adorado, que más soñaba con volar por encima de todos en su ancha carretera. Nibali, que es de Messina, de donde salió la etapa, intentó, dentro de su decepción, encontrar un motivo para la esperanza. "Vale, Contador es el más fuerte", dijo; "pero tiene la maglia y ahora deberá controlar él. Y queda mucho...".