Lugo, la ciudad de las 750 granjas
La hostelería y el turismo son los sectores en alza de un municipio que se niega a dar la espalda al campo - Los vecinos echan en falta industria agroforestal
"E para comer, Lugo". El eslogan que apadrinó en los años setenta el edil Alfredo Sánchez Carro se viste hoy de marca de la asociación de hosteleros de Lugo, como reclamo turístico y como expresión de una filosofía ante la vida, que también se exhibe en los paneles de los autobuses urbanos. El sector de hostelería y turismo da empleo a unas 3.000 personas en el municipio, sin contar los autónomos, a través de un millar de establecimientos y representa alrededor del 12% del producto interior bruto de la ciudad. "Tenemos unos magníficos productos y unos magníficos profesionales para tratar esos productos", presume el portavoz del sector, Cheché Real. Es una de las grandes esperanzas de una ciudad que se sigue caracterizando por el peso de la agricultura y la ganadería.
El turismo es un sector pujante en Lugo y se ha multiplicado de 10 años a esta parte, tras la declaración de la muralla romana como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco. La agricultura, después de los servicios, es el sector que más población activa ocupa, sobre un 25%. En el municipio de Lugo, con 54 parroquias y 320 núcleos de población, hay 350 granjas dedicadas a la producción de leche y sobre 400 a la de carne, según datos facilitados por Xóvenes Agricultores. Estos son, advierte el presidente de la federación vecinal, Jesús Vázquez, aspectos que marcan la ciudad, que ni antes ni ahora vive de espaldas al campo, y que tienen su reflejo incluso en el campus universitario, especializado en el sector agroforestal.
"Necesitamos como agua de mayo, que ese valor añadido que son nuestros universitarios no se nos vayan como se están yendo", subraya Vázquez. El portavoz vecinal abunda en la necesidad de fijar en Lugo industrias de transformación de materia forestal y agrícola que, matiza, "absorberían esa mano de obra tan cualificada".
Si hay un aspecto que preocupa es el paro, que se ha disparado en la ciudad. Sobre 8.500 personas se encuentran en esa situación. Santi, con poco más de 40 años, se ha quedado sin trabajo. Era albañil. Tiene una hija y busca una nueva oportunidad laboral como autónomo invirtiendo en la hostelería "para sobrevivir y pagar la hipoteca". No le vence el desaliento, aunque la inversión que acomete asciende a 50.000 euros y ha descubierto que para abrir un negocio "hay demasiada burocracia". El de Santi es también un ejemplo de la caída experimentada por el sector de la construcción en la ciudad, donde apenas se hace obra nueva, apunta Hipólito Trinidad, presidente de la Asociación Provincial de Empresarios de la Construcción. El promotor tiene claro que el futuro está en la restauración de inmuebles.
Aun siendo menos pronunciado el envejecimiento en la capital que en la provincia, los 7.000 universitarios del campus son la esperanza para que Lugo gane en juventud, ya que un 20% de los que residen en el municipio -que representan un tercio de la población total de la provincia- rebasan los 65 años. En total, 20.000 personas en la ciudad ya han superado la edad de la jubilación. Y a pesar de todo, quedan ejemplos como el de Santi, que no se arredra tras perder su puesto de trabajo. Porque como dejó escrito Manuel María, el poeta de A Terra Cha: "Lugo, una ciudad para vivir y no morir".
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